Nika Romanov | Confinesco

Nació en San Petersburgo, fruto del amorío de una prostituta y un noble, ambos con el don mágico. Sus primeros años fueron penumbras, personas con malas intenciones y decepciones, pero siempre tuvo el amor de su madre que le enseñó que el más fuerte sobrevive y el débil cae. A pesar de ser un desgraciado que se desapareció la mayoría de su infancia, cuando su progenitora murió, su padre apareció para darle un hogar a las afueras de la ciudad, lejos de los no mágicos, donde pudiera aprender sobre el mundo donde se desenvolvería el resto de su vida. Aprendió cosas buenas, cosas malas y cosas peores, pero de aquello saca el tiempo de calidad con el hombre, que era un raro e inestable mental que, a pesar de todo, la cuidó.


Su aversión a las criaturas mágicas y animales en general viene de unas experiencias no tan agradables con ese mismo hombre. Su juicio se vio manchado por la maldad y la crueldad, lo mundano junto a los deseos más despiadados para un ser humano.

Con la llegada de su carta para ser parte de Hogwarts, vino la desaparición de su padre de nuevo, dejándola a la deriva sobre decidir si asistir o no. Su hambre de conocimiento la empujó a tomar la iniciativa y explorar esa institución con magos y brujas. Aunque sigue sin saber si va a encajar... O no.

Nika es más alta que el promedio, con su cabellera larga y negra desordenada, guiada por una rebeldía que ni el mejor hechizo fijador puede domar, suele llevarlo suelto o en una coleta corta, pues a pesar de lo anterior no le gusta dejarlo largo. De ojos azules, profundos y penetrantes, reflejan una mezcla de melancolía y determinación. Su piel pálida delata que viene de tierras menos cálidas que la mayoría.

Se ha curtido a temprana edad, por lo que suele parecer más resistente de lo que es. Parece llevar consigo el peso del mundo, con una postura erguida, como si cada paso fuera una carga que soporta con resignación. Su vestimenta, en tonos oscuros y desgastada, refleja la simplicidad de su existencia solitaria.



Nika a simple vista es una persona desapasionada de la vida misma, sombría e intimidante, que prefiere pasarse leyendo en un rincón que interactuar con el resto. Su aura es sombría. Prefiere el silencio a las palabras superfluas y, cuando habla, lo hace con una voz profunda y medida, como si cada palabra fuera seleccionada cuidadosamente.


La soledad ha forjado su carácter, convirtiéndola en alguien independiente y autosuficiente. Aunque puede ser intimidante a primera vista, esta intimidación no es un intento deliberado de asustar, sino más bien el resultado de la fortaleza acumulada a lo largo de los años.