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Boys Don't Cry

chapter 2

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SUMMER 2003

— Me rindo contigo, Wilhelm.

— Papá, yo-...

— No, ya está. Eres mayor de edad.

Noah Tonks se alejó del comedor, y con cada paso que daba, un silencio pesado se apoderaba del lugar, incluso perturbando a los retratos que adornaban las paredes. Quizás, en ese momento, una disculpa podría haber sido la acción correcta, sin embargo, él sabía que ninguna palabra suya podría deshacer el daño causado. Los estragos, los efectos secundarios, ya estaban hechos, arrastrando consigo todo y a todos a su paso.

No tengo idea de cuándo la cagué tanto al punto de ser expulsado de Hogwarts. ¿En qué momento mi vida comenzó a desmoronarse y por qué no hice nada para frenarlo? Tal vez disfruto, o disfrutaba, de esa sensación de adrenalina que recorría mi cuerpo, lo que muchos llaman "vivir el día a día". Todo eso apesta ahora.

Su mirada se extravió en un punto fijo de la sala, y luego, detrás del marco, apareció Ryley con una media sonrisa en el rostro.

No pude soportar mirar a Ryley. Aunque no lo diga, ni lo admita, sé que en el fondo se siente decepcionada de mí. Desde que mamá se fue, ninguno de los dos ha conectado con Noah, y siempre nos hemos tenido el uno al otro. Ahora, siento que le he fallado.

Me levanté y me dirigí al garaje. Tomé el convertible blanco de Noah, claramente sin su autorización, pero ya nada me importaba. ¿Qué le podía hacer una raya más al tigre? Encendí el auto y partí. Después de varios minutos conduciendo, dando vueltas en círculo, tuve que detenerme en una gasolinera. Sin embargo, al fin llegué a mi destino: un campo de tiro.

No recuerdo con exactitud cuándo fue la última vez que cargué un arma. En América, era habitual que Noah me llevara a estos lugares con la excusa de "fortalecer nuestro vínculo padre-hijo". En cierto modo, lo logró, pero como siempre sucede con Noah, encontraba la manera de eclipsar los momentos felices.

— Tienes una hora, muchacho.

El encargado de regularizar los turnos dejó solo a Wilhelm en un cubículo con varias botellas y latas. Era responsabilidad de Wilhelm acomodarlas para su práctica. Primero formó una pirámide con ellas, luego se puso los audífonos y gafas protectoras y comenzó a disparar, pero también a despejar su mente. Su puntería no se había oxidado en absoluto. Tal vez los primeros dos tiros fallaron, pero durante el resto de la hora, acertó en la gran mayoría de latas y botellas. Era su pasatiempo más frecuentado en América al final de cuentas.

La hora transcurre más rápido de lo esperado y, cuando quiso pensar, ya estaba estacionando nuevamente el convertible blanco fuera de su casa. En el salón se encontró con su padre quien ya no tenía expresiones para con su hijo. Lucía derrotado, cansado, agobiado. Una leve brisa corre en el interior de la sala y sobre la mesa resaltan dos folletos difíciles de ignorar.

— ¿Qué es esto?

— Lugares que buscan empleados, y otro folleto con los alquileres del Caldero Chorreante.

— ¿Me estás… echando?

Noah abandonó el salón, dejando una vez más a Wilhelm plantado. No solo había renunciado a su papel de padre, sino que también se había agotado de las actitudes inmaduras de su hijo. Hasta entonces, Wilhelm nunca mostró vulnerabilidad porque los muchachos no lloran. Entonces, subió las escaleras y preparó un bolso pequeño con lo necesario. Metió un par de prendas, su varita, su caja de cigarrillos y algunas otras cosas más. El resto, seguramente lo buscaría con el correr de las semanas.

Al irse, mientras caminaba por la vereda de su casa, se encontró con una melena rubia observándolo desde las alturas. Era Ryley. No logró distinguir muy bien sus expresiones, pero sí logró afirmar que no eran ni de orgullo, ni de admiración, ni de nada semejante.

No fue la primera vez que Wilhelm Tonks abandonó su casa, por decisión o por imposición. Era un escenario recurrente durante sus años viviendo en Estados Unidos, pero esta vez algo le susurró que sería la última vez. Caminó, caminó y pasó la noche sentado en la banca de un parque, fumando hierba y en compañía de un perro callejero. Al salir el sol, siguió caminando.

En la mañana, a primera hora, compró un café y dejó una suerte currículum, o postulación, para el puesto de Mensajero Ministerial. No tenía fe de ser contratado, ni siquiera un poco, pero al menos ya no podrían decir que no lo intentó.

Aquella mañana se sintió diferente. Todo era igual, pero distinto a la vez. Las calles de Londres seguían siendo las mismas, las personas y las señales viales también. Sin embargo, un sentimiento de soledad comenzó a agrietar desde adentro. Cada paso que daba por las calles, era un crujido más en su interior.

Siento que la gente me ve raro. Tal vez se deba a que llevo unas tres horas caminando por las mismas calles que conozco, llevando conmigo este pequeño bolso lleno de mala suerte. Me río solo mientras escucho Boys Don’t Cry de The Cure. ¿Acaso mi vida puede ser un poco más literal?

Entré a un bar chiquito, recóndito de una esquina, y me pido un café. Mi segundo café matutino. No quería otro café realmente, pero necesitaba la excusa para robar una servilleta y un bolígrafo. “¿Podemos vernos?” escribo en la servilleta, pero la verdad es que no tengo ilusiones de que me responda.

Para su sorpresa, Nathan Lenusse le respondió a los pocos minutos y accedió a verlo. Pronto, yacía en Hogsmeade, en la taberna del valle mágico, bebiendo cerveza de mantequilla. Lo esperó unos treinta minutos, aproximadamente, hasta que el pelirrojo se sentó junto a él. Pese a que esquivó el tema central del encuentro, ocasionalmente tuvo que sacarlo a la luz.

— Me expulsaron de Hogwarts.

Nathan se quedó boquiabierto. No entendió por qué, hasta que Wilhelm se lo explicó. Pasado de edad y recursante de varias ocasiones, ya no tenía un lugar en Hogwarts ni siquiera en su propia casa.

— ¿Te ha echado tu padre? ¡Joder! Vaya gilipollas.

Nunca había encontrado a alguien tan preocupado por mí. Ni siquiera en San Mungo, cuando estuve en rehabilitación. Allí, simplemente era otro paciente, uno más en la lista de personas a las que intentaban salvar, a quienes intentaban convencer de que la vida merecía la pena ser vivida para asegurarse de que no me la quite antes de los veinte años, intentando con eso no dejar traumas ni malos recuerdos a mis seres queridos. En resumen, puedo decir que lo lograron, ¿no es así? Aquí estoy, después de todo.

Volviendo a Nathan, me doy cuenta de que se ha convertido en ese hombro al que uno recurre cuando la vida se va a la mierda. Es difícil de explicar de otra manera, pero él fue la primera persona a la que acudí, y también la primera en mostrar un mínimo de interés en mis problemas, a pesar de que él ya tiene los suyos propios.

Mierda, espera. ¿Siento algo por Nathan?

El pelirrojo le ofreció a Wilhelm ser su compañero de piso, o algo similar, al menos hasta que encontrara un lugar propio y su vida volviera a estar equilibrada. En Las Tres Escobas, intercambiaron palabras, compartieron un vaso de cerveza y acordaron normas básicas, aunque casi inexistentes, de convivencia. Un problema ya estaba resuelto, y todo gracias al pelirrojo. Otros desafíos estaban por venir, pero Wilhelm, cómo ha vivido toda la vida: vive el día a día.

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nombre off Elysiel.

nombre on Wilhelm Tonks.

permiso(s) de mención Ryley Maeve Tonks (Asterism) | Nathan Lenusse (x4nny).

intenciones

• Validar que Noah Tonks (NPC) echa a Wilhelm, su hijo, de su casa. Asimismo, validar que Wilhelm fue echado/expulsado de Hogwarts por haber reprobado dos años consecutivos los TIMOS.


• Validar que Wilhelm sabe conducir vehículos, específicamente automóviles/carros.


• Validar la perfecta puntería de Wilhelm, como también el manejo de armas de fuego.


• Validar que Nathan Lenusse lo invitó a hospedarse en su apartamento pequeño. Además, también validar sentimientos encontrados por él.


• Obtención de pasivas y consecuencias que lx validadorx considere pertinente en base a lo escrito.

link(s) importantes

• Sistema de Reinicios, Congelamientos, Cambios de cuentas y Abandonos donde figura los cambios de keko: Florie > Elysiel (Wilhelm) | Chrysalism > Asterism (Ryley).


• Sistema de Viviendas y Alquileres donde aparece la solicitud compra del apartamento pequeño de Nathan y Wilhelm como uno de sus habitantes.

nota(s) breve(s)

• Lo escrito en italic/cursiva o en primera persona, son pensamientos de Wilhelm que fue transitando durante sus últimas escenas, solo con el fin de involucrar más los pensamientos del personaje.

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American Idiot

chapter 1

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SUMMER 2000

Puertas adentro, cualquier familia es capaz de conocer su verdadera realidad. Los Tonks, la rama americana, es un claro ejemplo. Bajo los diplomas, los títulos enmarcados de medicina mágica, astronomía y pociones colgados en las paredes, estaba la verdad. El polvo bajo la alfombra, ese que se busca esconder, siempre lograba salir día por medio y ensuciar todo a su alrededor.

— ¿Qué? ¿Acaso no tienes tiempo en el día para prestar una mierda de atención a tus hijos? ¡Ryley está creciendo sin mamá! ¿Te das cuenta o tienes la nariz demasiado dentro de tu puto papeleo para darte cuenta?

Las peleas entre Noah Tonks y su hijo, Wilhelm, eran ese polvo bajo la alfombra.

— No pienso discutir contigo mientras estás en este estado, Wilhelm Tonks Montgomery. ¿Qué te metiste ahora? ¿De dónde lo sacaste?

— ¡A ti que mierda te importa de dónde saqué lo que sea! Quizás fue de tu jodido gabinete de pociones, quizás fue de un callejón de mala muerte plagado de enfermedades. ¿Por qué coño pretendes querer saberlo?

— ¡Claro que quiero saberlo! Ningún hijo mío será un drogadicto sin futuro.

La muerte de Coraline Montgomery de Tonks era el motivo de que haya polvo bajo la alfombra. Había muerto hace dos años atrás a causa de una enfermedad terminal, la cual Noah Tonks no pudo curar.

— HA-HA! ¡Ahí está! Un aplauso para Noah Tonks, que por fin tiene huevos para decir la verdad. A ti lo que te importa es tu maldita reputación como medimago, no tu hijo. No podrías vivir con el peso de una esposa muerta y un hijo drogadicto, ¿verdad? ¿Qué diría tu adorada asociación de medimagos entonces?

Pese al cuestionable estado de Wilhelm, sus palabras no eran para nada falsas ni artificiales. La Asociación de Medimagos de los Estados Unidos de América, puso en un gran pedestal a Noah Tonks por sus logros y hazañas en su carrera profesional, pero tras la muerte de Coraline, ese pedestal comenzó a tambalearse jugando con la reputación de Noah dentro de la élite de medimagos.

Noah Tonks, con la paciencia colmada, le dio a su propio hijo una bofetada en todo el rostro. Y, por el estado de Wilhelm que no le permitía mantener buen equilibrio, terminó tumbado en el suelo.

— Te mereces cada puta desgracia que te ocurre en la vida, Noah Maldito Tonks.

Wilhelm se pone de pie y sube rápidamente a su habitación. En sus ojos comienza a brotar una mezcla de lágrimas, pero no son lágrimas de tristeza, sino de rabia, de frustración, de añoranza. Es consciente del nuevo rumbo que está tomando su vida y, quizás, se culpa a sí mismo por gran parte de esas “desgracias”.

A diez centímetros adentro y debajo de su cama, se encontraba una tabla floja que podía retirarse. Hacía año y medio, Wilhelm había convertido esa madera defectuosa en su escondite personal. Ni Ryley, quien conocía casi todo sobre Wilhelm, estaba al tanto de la existencia de esa tabla suelta bajo su cama. De ese hueco en el suelo, saca una pequeña cajetilla metálica de aspecto retro, que contiene cuatro cigarros de marihuana. Pocos segundos después, se encontraba sentado en el tejado del cobertizo de la casa.

Avanza unos pocos metros más, procurando no hacer ruido, hasta llegar a su rincón en el tejado. En el palpable silencio nocturno, percibe el leve susurro de los arbustos moviéndose. Se tensa, preparado para cualquier eventualidad, pero su alarma se disipa al ver una larga cabellera rubia. Ryley no lo nota, pero él sí la observa: la menor, despreocupada, se aleja con sus rollerblades en mano.

Una calada. Dos caladas. Tres caladas. El humo se mezcla con el viento, se desvanece con facilidad. Sin embargo, los pensamientos de Wilhelm persisten. Revuelve el pasado en su mente, pero pronto los efectos de la marihuana comienzan a hacerse presentes. Quizás esa era la razón. Por eso experimentaba con mil y un tipos de sustancias ilícitas: para evitar recordar, para no pensar demasiado.

Tres golpes sobre la puerta de su cuarto y luego se abre.

— ¿Wilhelm Tonks?

Una voz desconocida hace que Wilhelm entre de nuevo por la ventana a su dormitorio. Allí, se encuentran dos hombres vestidos como empleados de un hospital, aunque no llevan el uniforme típico de enfermeros o sanadores de la institución de Noah. Incluso, su acento era distinto; era un inglés más tosco, más rústico. Detrás de ellos, la figura de Noah se hizo presente, con un rostro completamente frío y desgastado, marcado por ojeras y una expresión poco acogedora.

— Pueden llevárselo.

Los sanadores actuaron bajo las órdenes de Noah.

— ¡¿Qué están haciendo?! ¡No! ¡Suéltenme! ¡Noah! ¡Noah, papá! ¡Suéltenme, hijos de puta! ¡¿Qué está pasando?!

Sujetaron los brazos de Wilhelm entre ambos y, guiados por la fuerza bruta, a pesar de la resistencia del adolescente, se lo llevaron hasta desaparecer del territorio americano. Su nuevo destino era Londres, específicamente, el Hospital San Mungo de Enfermedades y Heridas Mágicas en donde lo esperaba una habitación con su nombre. Los planes de Noah habían dado un giro de 180° y lo que quiso hacer con sutileza, tuvo que buscarlo por la fuerza y la imposición. Su mente se reconfortaba en que sería lo mejor para su hijo.

SUMMER 2001

— Wilhelm Tonks, felicidades. Te esperan afuera.

Se coloca su típica gorra negra sobre la cabeza y sale de la habitación de San Mungo, la cual había sido su compañera durante todo un largo año de rehabilitación. Afuera, lo esperaba solamente su padre, quien aún conservaba la misma expresión que cuando lo entregó a los sanadores. No mostró ni una sonrisa; mantuvo su postura, su buen porte, su reputación sobre todo. La sanadora le indicó el listado de medicamentos que Wilhelm debía tomar para evitar recaídas y síntomas de abstinencia; le recetó antidepresivos, ansiolíticos y algunas otras cosas más para que su vida vuelva a salir a flote… Claro, solo si él cooperaba en el proceso.

— Vamos a casa, Elm.

El viaje transcurrió en silencio. A pesar de haber estado separados durante un año, con solo un par de visitas de por medio, los temas de conversación eran escasos. El recorrido duró un poco más de media hora, ya que residían en un barrio privado alejado del centro de Londres. El guardia de seguridad saluda a Noah Tonks y luego le cede el ingreso. Después de cruzar un par de calles, finalmente llegan a su hogar.

Los interiores de las casas británicas parecían tan deprimentes; les faltaba claridad, o quizás Wilhelm echaba de menos el resplandor natural de los pasillos de San Mungo. El ingreso fue silencioso, igual de deprimente que su nuevo hogar y similar a su viaje en automóvil.

Unos pasos casi veloces se apresuraron en bajar la escalera. Por su sonoridad, parecía que incluso se saltaban algunos escalones, y en cuestión de minutos, Ryley apareció en la escena. El abrazo de bienvenida resultó reconfortante, al menos para Wilhelm.

— ¡Estás aquí!

Wilhelm seguía siendo Wilhelm en términos físicos, pero había un ligero cambio en su forma de hablar y de moverse. Más relajado, parecía como si estuviera bajo los efectos de alguna droga, aunque no por las mismas razones que lo llevaron a la rehabilitación. Su hablar era arrastrado y las palabras que decía se pisaban entre sí.

— ¿Preparo café helado? — propone el americano.

— Acepto. — dijo Ryley.

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nombre off Florie.

nombre on Wilhelm Tonks.

permiso(s) de mención Ryley Maeve Tonks (Chrysalism).

intenciones

• Validar la mala relación de padre-hijo entre Noah Tonks (NPC) y Wilhelm Tonks.


• Dejar por sentado la respetada, pero prontamente cuestionada, reputación de Noah Tonks en la Asociación de Medimagos de los Estados Unidos de América y la muerte de su esposa, madre de Wilhelm y Ryley.


• Validar el consumo y la severa adicción de sustancias ilícitas de Wilhelm Tonks y como la misma fue deteriorando su día a día.


• Validar el ingreso y la permanencia (por 1 año on) en las instalaciones de San Mungo a modo rehabilitación, y como ello lo hizo perder 1 año lectivo en Hogwarts.


• Validar el consumo de medicamentos recetados post-rehabilitación que se menciona en la narrativa para evitar recaídas. Este punto solo tiene la finalidad explicar por qué Wilhlm Tonks, al ser dado de alta, tiene una personalidad más "anestesiada" y relajada.


• Obtención de pasivas y consecuencias que lx validadorx considere pertinente en base a lo escrito.

link(s) importantes N/A.