18 de Junio de 1998, Londres.Esto no es una historia de amor, al menos no una convencional.
Es una historia de odio, rivalidad; de sangre y de muerte…
aunque puede que eso haya sido una exageración.
En realidad todo comenzó con la madre de Adeline Schnitzler quien, bajo el afán de asegurar que su única hija fuera bien cuidada y aprendiera a defenderse tras finalizar sus estudios de Sanación y volviera a Reino Unido, decidió que era obligatorio que se reuniera con Scarlet Moths en Escocia, la actual sede de un culto nómada de mujeres mestizas que le enseñaron de defensa personal cuando era una niña, para que la guiaran a través del país culminada la guerra. “
Cultura generacional,” lo llamó. “
Yo aprendí de ellas, y tu abuela lo hizo antes de mí, entonces te toca a ti. Ellas ya te esperan”.
Así que ahora es un día de verano brutalmente caluroso y el coche de Rowan Collier, la hija de Carina Collier y asociada de las Scarlet Moths, no tiene aire acondicionado.
Esto no sería necesariamente un problema si no estuviera viajando seiscientas millas a través del país con una extraña— o, más bien, conocida de la infancia. Una conocida muy atractiva e inalcanzable, si hemos de creer la forma en la que su madre habló de lo buena que es y lo mucho que le convenía confiar en ella; sobre su habilidad en combate y actitud digna de un personaje de James Dean. Adeline ha oído hablar mucho de Rowan Collier, y no le gusta
nada de lo que dicen.
Pero aún así: su madre le dijo a Rowan que Adeline necesitaba que le llevaran, así que Rowan le dijo a Da-eun que le dijera a Adeline que sólo podría compartir el coche si intercambiaban la conducción y se repartían el coste de los inevitables moteles de mala muerte en los que se alojarían, así que su madre le dijo a Adeline que le dijera a Rowan que eso sonaba como un plan y ahora aquí están. Adeline está a punto de embarcarse en su
Gran Regreso a Reino Unido y tiene que empezar en un coche durante dos días con alguien que ya sabe que es un gran grano en el culo.
Schnitzler se aburre de ver a su chofer besuquearse con una tipa a la que sólo conoce desde hace un par de meses como si fueran amantes cruzadas que se ven por última vez antes de que una de las dos muere trágicamente, así que toca el claxon desde el asiento acompañante, tres veces, y espera a que Collier vuelva al carro.
Las primeras palabras que Rowan le dice son, "
Cálmate, princesa", seguidas de, "
¿No dejas que las chicas se diviertan?"
Lo primero que Adeline le dice a Rowan es, "
Ya estoy cansada de compartir coche contigo y ha pasado menos de un minuto", porque no está de humor para bromear con Collier cuando ya llevan veinte minutos de retraso, según el
increíblemente detallado plan de viaje de su madre. Cuando le dice esto a Rowan, ésta echa la cabeza hacia atrás y se ríe de ella.
"
Eres graciosa", menciona con cierta matiz de ironía y melosidad en su voz, y luego le lanza besos a Emily, su noviecita, por la ventana.
"
Te llamaré", dice Rowan.
"
No si yo te llamo primero", Emily responde. Schnitzler pone los ojos en blanco y finge meterse los dedos en la garganta para que sólo Collier pueda verla. Le devuelve la mirada antes de volver a la rubia. "
Te amo, bizcochito".
"
Estaré esperándote".
Adeline ya no cree ni una palabra que sale de su boca y piensa que la pobre estará esperando mucho tiempo, pues Rowan tiene una… gran reputación. Una reputación que implica una larga lista de corazones rotos… y huesos rotos.
"
Eres horrible", murmura a Rowan. "
Nunca vas a llamarle, ¿verdad?".
"
Nunca digas nunca", se encoge de hombros Collier. "
Además, encantada de conocerte".
"
Igualmente", responde Schnitzler, aunque no lo dice en serio.
Hay un silencio incómodo durante unos dos o tres minutos, y Rowan pasa ese tiempo manteniendo los ojos en la carretera, sin mirar a Adeline. Sin embargo, la quietud no es algo que acostumbra y pronto vuelve a abrir la boca.
"
¿Cuál es tu historia?"
"
¿Qué?"
"
Tu historia", dice Rowan, más despacio. "
Lo que te trajo a Europa otra vez".
"
Oh", contesta Adeline, intentando concentrarse en la carretera mientras mantiene un ojo en el reloj porque ya llevan veintisiete minutos de retraso según el itinerario de su madre. "
Sólo quería un cambio. Mucha gente necesita ayuda aquí, incluso más después de la guerra".
"
¿Eso es todo? ¿Dónde está tu sentido de la aventura?"
"
Oh, cierra el pico".
Rowan ríe por la contestación de su acompañante y Adeline siente, por un instante, que las comisuras de sus labios se elevan, y piensa, “
Tal vez esto no sea tan malo”.
18 de Noviembre de 1998, Londres.La verdad es que, a su manera, ambas congeniaron más rápido de lo que imaginaban, y al cabo de seis meses habían comenzado a salir casi todos los días, juntas, como “
amigas”.
Rowan insiste en que debe llevar a Adeline a las reuniones de las Polillas Escarlatas, argumentando que “
ella conoce mejor el camino hacia allá”; las dos saben que se trata de una excusa pobre para pasar más tiempo con Schnitzler. Por suerte, Adeline encuentra calidez en sus gestos, y no los rechaza de ninguna forma. Se siente protegida.
“
Tu mano dominante debe sujetar la empuñadura de tu lanza, firme”, la británica murmura, colocándose detrás de Adeline para guiar la posición correcta de sus manos, manteniendo las propias sobre ellas. “
Y tus pies deben estar separados, a la anchura de tus hombros, ¿sí?”
Rowan podía ser una excepcional maestra cuando no se comportaba como una total casanova. Se había encargado, lento pero seguro, mes tras mes, de entrenar y enseñarle a Adeline personalmente lo más básico que a la defensa personal se refiere con tal de avanzar a métodos más complicados y, finalmente, armas, comenzando por la lanza. Quizás para pasar más tiempo con ella, quizás para no ser humillada por las veteranas del lugar. Fuera lo que fuera, lo que tenía más que seguro era la experticia de Collier en estos asuntos, ¿y cómo no? Su condición como squib la había llevado a recurrir a otros métodos, mejores métodos, para no depender de la magia.
“
Y ahora solo…”. Rowan impulsa las manos de Adeline hacia el frente, logrando una acometida certera en dirección al maniquí de práctica, “
...atacas”.
Schnitzler ríe por la satisfacción de haberlo logrado, volteandose sin recordar que poseía un arma de alta mortalidad entre las manos, y roza cercana, pero no precisamente, el abdomen de Collier. Es cuando se da cuenta de esto que suelta la lanza, la cual resuena en toda la sala el momento en el que toca el suelo.
“¡
Mierda!”, la coreana corre a auxiliar a Rowan, quien mantiene su piel oculta bajo sus manos y la cabeza gacha. Sin embargo, cuando Adeline remueve sus manos, puede notar que la británica estaba tan sana como manzana, sus risas incrementando en volumen tras ver la reacción de su acompañante… al menos hasta que Schnitzler deja un suave puñetazo en su brazo.
“
¡Ouch!”, se acaricia entre carcajadas. “
¿El puño era necesario?”
“
¡Más que necesario! Si no, ¿cómo te callaría?”
Collier guarda su silencio por lo que parece la primera vez en su vida, y Adeline percibe, en ese silencio, más de mil palabras; algo en su interior hizo
click. Se observaron, las sonrisas en sus labios desdibujándose ante la quietud, como si hubiesen llegado a un entendimiento mutuo. No habían estado más seguras de algo antes: Quizá las chicas a las que les gustan las chicas puedan ser amigas, pero hoy no. Ellas no, y tal vez nunca han sido sólo amigas, pero
eso no importa ahora.
“
Pues… devolv—...”, Rowan es súbita y descaradamente interrumpida, y lo que
ahora importa es la boca de Adeline deslizándose sobre la suya y lo fácil que se siente todo. Lo que importa es Rowan enviando cartas a Adeline durante sus descansos para comprobar que está teniendo un buen día, es Rowan comprando más comida de lo usual porque Adeline viene tan a menudo a su apartamento; es la forma en que la mano de Adeline se siente en la suya y cómo Rowan siempre, sin falta, consigue pintar su nariz con helado. Son cien cosas diferentes al día, pero lo que importa es que Adeline está asquerosamente enamorada de ella, y puede que Rowan le corresponda.
Cuando finalmente se separan, Adeline niega con su cabeza y resuelve su propia pregunta en una voz suave, su sonrisa audible en su voz.
"
Así. Así me callarías".
⠈⠂⠄⠄⠂⠁⠁⠂⠄⠄⠂⠁⠁⠂⠄⠄⠂⠁⠁⠂⠄
nombre OFF-ROL: Karube.
nombre ON-ROL: Adeline Schnitzler.
permisos de personajes: N/A.
intención(es) de la historia: ೀ Dar a conocer a Rowan Collier [NPC], el interés amoroso de Adeline, y cómo la conoció en su vuelta a Reino Unido. Ella es hija de Carina Collier, una asociada de Scarlet Moths y miembro de la organización por un largo tiempo. Ella es una squib, por lo que se ha especializado enteramente en el manejo de armas blancas y defensa física.
ೀ Dar forma a la evolución que sufrió su relación en tan solo seis meses.
ೀ Establecer la conexión generacional que han tenido las mujeres de la familia de Adeline con esta hermandad.
ೀ Evidenciar (vagamente; desarrollable conforme pasen más capítulos) los entrenamientos físicos de Adeline con ayuda de Rowan.
ೀ ¡Cualquier cosa que me quieran dar en base a la historia!
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