࿐✩— the last leaf of the 𝐜𝐡𝐞𝐫𝐫𝐲 𝐭𝐫𝐞𝐞.

Do you want to run away with me?

La familia Yi, asentada en un lugar de Plovdiv, Bulgaria, pretende continuar con su imperio luego de abandonar las tierras coreanas que los vieron crecer. Yi Gwang-su (광수), padre y cabeza de la dinastía Yi, Young-hee (영희), esposa y ama de la casa Yi, mejor llamada casa imperial de Corea del Sur, huyeron de los jardines que los vieron crecer para preservar su vida, siendo parientes del actual dueño de la descendencia Yi Won, quien fue perseguido por los opositores por cielo, mar y tierra para acabar con su vida. Años más tarde, la pareja de coreanos concibe a la que sería su única hija, Yi Areum, llena de belleza y luz desde el primer día de nacida.

La esperanza está puesta en Areum, el clan Yi se ha preparado años largos en tierras foráneas para contraatacar su propio pueblo, solo hace falta la unión entre la princesa Yi (Areum) y el príncipe Min para recuperar la fuerza necesaria para arremeter en Corea del Sur y retomar el poder que simula estar congelado hasta la llegada de los dueños de Joseon. La cual nunca se realiza, porque una mariposa se posa en la nariz de Areum, la hace tambalear y se escapa junto a las amistades búlgaras que ha hecho en el país durante su infancia; la hacen bailar, saben que es el último mes de la princesa Yi en el país, y ahí, conoce a Tobiah Tonks, risueño y lleno de vida, energía, una sonrisa que encantaría a cualquier mujer que pasara por el lugar, sus dientes blanquecinos como las hebras de cabello que caen a sus costados. Nieve es lo que reconoce Areum cuando lo ve.

Pero, la belleza de la coreana también resalta, su mirada traviesa como la de un zorro, pero a la misma vez, pura como el marrón que se alcanza a ver en sus iris. Tonks no se tarda en apartarla de sus amigas para bailar una pieza de música con ella y, sus cuerpos danzan al ritmo de la melodía toda la noche, no se cansan, porque tal vez, saben que su destino está lleno de desgracias.

Ambos amantes, como si de un amor de verano se tratara, prometen ser leales, aventureros y aprovechar cada minuto que tengan juntos. En un mes, Tobiah debía volver a Londres y Areum a Corea del Sur. Sin embargo, están acostados bajo un árbol, el sol les pega justo en el rostro, por lo cual ambos, al mismo tiempo, ladean sus cuerpos, quedando frente a frente; la mano del británico acomoda los cabellos marrones de la coreana, suave, delicado y las yemas terminan en la piel de su mejilla.



— Jamás me había pasado esto, pero quiero estar contigo; toda mi vida. — es Tonks quien habla, en un susurro. Solo para los dos amantes que se acurrucan en el último aliento que les queda.

— Knox. Estoy embarazada.


Por unos minutos se quedan estáticos, saben que deben huir. Y lo planifican, pero nunca llega a cabo. Young-hee conoce a su hija, las náuseas y vómitos la delatan, pronto el patriarca del clan Yi también se entera de lo acontecido y ansía la cabeza de quien le arrebata a su hija, pero, la mejor venganza para él, será no dejarla ver a Areum.

El británico retrasa el regreso a su país, pasan los meses y aunque tienen pocos encuentros, existen; gracias a las amigas de Areum. Incluso cuando nace la hija de ambos, el albino se escabulle para registrarla. Para que tenga su apellido, para salvarla.

No sería una integrante de la casa Yi, sería una Tonks más. El fruto de la conexión de la trágica pareja no iba a ser quien llevase al clan a la cima otra vez; no, Areum no se lo permitiría jamás.


Karina Tonks.
Viene de Katerina, en el griego se traduce como “katharos”, símbolo de la pureza.

Con rabia, cuando Gwang-su se entera de lo ocurrido, encierra tanto a su hija como a su nieta y por supuesto, se encarga de deshacerse de Tobiah. No permitiría que se interpongan en su plan.

Aun cuando cada vez que Gwang-su admira el rostro de su nieta, recuerda lo catastrófico que fue verla nacer, sabe que es lo más hermoso que ha visto en la vida. Mas, no olvida la traición por parte de su madre y, piensa que, ambas deben ser castigadas. La pequeña con rizos oscuros como los de su madre, aunque tiene ciertas mechas albinas que acusan la genética Tonks, comienza a entrenar tanto la concentración, disciplina, fuerza cuando la práctica de hapkido inicia desde pequeña, se mantiene desde los seis años en ello. Los primeros meses son duros, pero Tonks siempre fue rápida a la hora de aprender; ahora, incluso es capaz de hacer volteretas en el aire y es ágil a la hora de aplicar técnicas. El arte es exigente y por supuesto, su abuelo también, obliga a que diariamente el profesor asista a hacerle clases a Karina de hapkido, todo con tal de apresurar su aprendizaje y llegar a la maestría eventualmente. Paralelo a ello, su abuelo le enseña a usar la Jingom (la cual es similar a la katana, pero en versión coreana), entregándole la propia cuando aprende a manejarla correctamente.

Lo hace porque pretende que Karina sea su heredera, que recupe el poder que él nunca pudo, no porque la quiera; no, la desprecia con cada palabra o castigo, como si tuviese la culpa de lo que pasó con su madre, sin embargo, la pequeña búlgara-coreana se refugia en la música e instrumentos, sus dedos calzan perfectos en el bajo, aprendiendo a tocarlo de pequeña junto a otros instrumentos básicos como la batería, guitarra y teclado. Mas, su especialidad se refleja en el bajo. Y cuando menos se lo espera, Areum cae en un desgaste de salud, poco a poco, casi como si las rosas rojas que semanalmente le obsequia el padre la pudrieran parsimoniosamente. Cuando Karina cumple 7 años, la madre fallece, sus órganos dejan de funcionar y queda bajo el cuidado de los abuelos maternos, pero es el momento que ha esperado tanto tiempo Tobiah Tonks, toma provecho para reclamar la custodia de la pequeña y la consigue. El pequeño reflejo de Areum es salvada por su padre, de los malos tratos físicos y verbales de Gwang-su; Tobiah se encarga de potenciar las habilidades deportivas de la pequeña leona, así como las musicales, le importa que, su hija cumpla sus metas y sueños.

I'll see you later.

Tonks realiza sus primeros años escolares en Durmstrang por la cercanía del país, aún vive en Bulgaria, y como el hapkido es parte de ella desde los seis años, cada vez va tomando más experticia en el área; si antes sabía lo básico, con el pasar de los años va subiendo de nivel, ahora domina el Son Maki Shu, que son distinto tipos de defensas con las manos, incluso golpes claves que se pueden dar para defenderse en caso de ser necesario, paralelamente, trabaja la fuerza para que sus golpes no sean suaves, aunque Karina es pequeña, se enfoca en concentrar la fuerza que posee en el golpe exacto que dará. También domina el son gong kiok hu, que son los ataques con las manos, aunque durante los entrenamientos así como da golpes, también los recibe, lo que cada vez la hace más resistente a posibles golpes que en un futuro pudiesen darle.
Es buena con las manos, pero el chagui es su especialidad, Tonks tiene una flexibilidad, más aún cuando la pone en práctica en las artes marciales, así que puede extender bien sus piernas cuando ejecuta patadas; lateral, frente o circular. Tampoco se le complejiza ejecutar patadas hacia atrás o enganchado, son técnicas que doma tras años de hapkido.
Aunque su cuerpo es pequeño, suele desempeñarse contra hombres más grandes que ella, es donde pone en práctica las proyecciones tanto las básicas como las avanzadas, dado que las segundas debe aprender a hacerlas de una mejor forma; necesita más entrenamiento y un poco más de experiencia para apropiarse de la técnica. En Durmstrang tiene su propio rincón en los exteriores, donde nadie la molesta y puede seguir con sus entrenamientos aunque su instructor no esté, la búlgara siempre ha sido autoexigente, hasta que escucha una voz masculina.

—Wao, ¿quién diría que alguien tan pequeña podría ser tan fuerte y ágil? —no hay vergüenza en el joven por interrumpir, la rodea con los pasos, una sonrisa bastante traviesa en sus labios mientras derrama calma.

Era competitiva y en cada paso que el ruso daba, la desafiaba, de eso estaba segura, lo sentía en sus venas. Su rostro solía ser angelical, menos cuando entrenaba, sus ojos demuestran fiereza, por su frente corren gotas de sudor por las largas horas que ha estado exigiéndose con diversas técnicas y sus manos están cubiertas por vendas para no herirse. Ni siquiera una palabra sale de Tonks, y cuando menos se lo espera, el chico le lanza un perfecto golpe hacia la cara, que de no ser por los rápidos reflejos de la búlgara, lo habría acertado sin problemas. Reacciona, cuando esquiva el golpe, la diestra se apoya por la parte trasera del brazo que ejecuta el puño, la zurda la sigue en el siguiente segundo, donde se apoya con fuerza para empujarlo hacia adelante mientras que su pie lo hace desestabilizarse al provocar que se tropiece y finalmente, golpea con el tacón de su zapato la espalda del más alto, haciéndolo caer contra el piso. Su peso se coloca encima de él para evitar que escape y la palma de una de sus manos se apoya con fuerza en la nuca ajena, espera que él mismo revele su identidad.

—Lev Novikov, voy un curso más arriba que tú. —agrega el chico.

Y nunca imagina que, el chico que la había atacado para poner a prueba sus habilidades, Lev iba a convertirse en su más grande confidente en esas cuatro parades. Tal vez en algo más que su confidente, puesto a que el pelinegro se preocupa por cada paso que Tonks da, como si fuese su guardaespaldas; en cada cumpleaños deja una rosa en su cama, así como una pequeña carta, un amor infantil. Sin embargo, cuando la carta de Hogwarts llega a las manos de Tonks, un balde de agua fría le cae a ambos; iban a separarse.

—Promete que no querrás a nadie como a mí. Iré a buscarte, Vanya. —la quiere, pero su agarre en la muñeca de la peliblanca es firme, casi roza el exceso de fuerza mientras en sus orbes se puede ver la desesperación.

—Te lo prometo, Maxim. Pero… —duda, sabe que no encontrará a nadie como él, pero no piensa no disfrutar al máximo sus emociones y vivencias.

—Nada. Iré por ti en unos años, incluso puedo irme de intercambio.

La conversación cesa allí. Como la práctica hace al maestro, jamás deja el hapkido a un lado, los entrenamientos siguen en pie, incluso cuando abandona Durmstrang para cambiarse a Hogwarts. Y como extraña a Lev, en el primer año que pasa en Londres, simplemente se enfoca en ser la mejor de la clase en cuanto al arte marcial. No desea nada más.

new learnings in music.

El interés de Tonks por la música incrementa, así que no se tarda en continuar sus estudios en el área, se encarga de la parte teórica, adquiriendo los conocimientos necesarios para tocar muchísimo mejor el bajo, si antes lo dominaba, ahora lo hacía más aún, la práctica la hace también ser mejor en el teclado, en la guitarra y batería gracias a sus profesores, aunque en ningún momento profundiza en dichos instrumentos, solo en el bajo.

Su guía en la música le presenta el sintetizador, le explica su funcionamiento y la conexión que tiene con absolutamente cada uno de los instrumentos existentes. La búlgara sonríe, le gusta la idea de poder ser parte de cada arista y mezclarla solo en uno, así puede también mejorar el sonido de una banda, por ejemplo. Vanya se dedica a leer libros incluso:

“Los sintetizadores son herramientas extremadamente versátiles que pueden enriquecer enormemente el sonido de una banda, ofreciendo una amplia gama de sonidos, texturas y efectos que pueden adaptarse a una variedad de estilos musicales y contribuir a la creatividad y expresión artística del grupo”.

Y eso le basta para colocarse manos a la obra.

Toma asiento frente al sintetizador con serenidad, está más que lista para prepararse a aventurarse en algo nuevo, sus manos delicadas reposan sobre el teclado, listas para mezclar y desatar una sinfonía de sonidos melódicos, con concentración, pasión y deseo de explorar las teclas con una determinación suave, propia de ella. La postura de Tonks es excelente, roza la elegancia pero relajada, reflejando confianza en su habilidad para dominar el instrumento. El profesor de Karina se muestra sorprendido por sus avances, sus movimientos son fluidos y precisos. Los dedos de la búlgara danzan sobre las teclas, creando melodías que fluyen con profundidad.

Siente que el sintetizador es un puente hacia la creatividad pura que navega por el mar de emociones en su cuerpo, y su expresión facial lo refleja, cuando se nota su pasión por la música, está inmersa seleccionando las notas y acordes, los hace de forma meticulosa, no quiere cometer errores, tales como lo hace con el bajo. A medida que continúa, la energía de la melodía se intensifica, las manos toman celeridad al moverse, explorando las diferentes capas de sonido que el sintetizador puede ofrecer. Ocasionalmente, sus movimientos son suaves y etéreos, otras veces, son enérgicos y poderosos, generando ritmos pulsantes y vibrantes que invitan al público a dejarse llevar por la música.

A medida que la canción llega a su clímax, la muchacha cierra los ojos brevemente, entregándose completamente al momento. Su rostro se ilumina con una sonrisa radiante, revelando la alegría y la satisfacción que siente al expresarse a través de la música. Y cuando finalmente la última nota se desvanece en el aire, queda una sensación de asombro y admiración por la habilidad de la búlgara, la cual comparte con su audiencia especial: su profesor, puesto a que no la acompaña nadie más.

—Me sorprende tu voluntad de mejoría. —habla el profesor. —Casi perfecto, en pie, vamos a seguir con el bajo.

Y no necesitaba nada más, sus manos toman la cinta de cuero rosa que hace que el bajo quede estable en su cuerpo, la peliblanca intenta implementar el slap bass, la cual ayuda a que el sonido salga con toques funky, sirve también para la música disco, soul, jazz, R&B, entre otros, ayudando que el sonido sea más percusivo y más fuerte, sabe que es una de las más icónicas y por eso intenta –nuevamente—hacerla, más de veinte veces. Tonks posiciona su mano correctamente, sacude el pulgar hacia adelante y hacia atrás como una extensión del movimiento giratorio de la muñeca. Cuando toca, el movimiento de girar y sacudir permite que el pulgar golpee y rebote fuera de las cuerdas, la búlgara sonríe cuando lo consigue porque sabe que ese movimiento hace que las cuerdas reboten en los trastes bajos, lo que genera que Karina escuche ese dichoso sonido del slap en sus oídos. Lo había logrado luego de mucha práctica, no era fácil que el pulgar se relaje para producir el sonido necesario, así que una vez lo consigue, empieza a hacerlo más seguido, con tal de seguir practicándolo y perfeccionarlo para que nada se interponga en su aprendizaje.

Y los días transcurren, practicando distintas canciones con el bajo, también aprendiendo nuevas técnicas con el sintetizador y comenzando a aprender cómo mezclar y crear nuevos sonidos en una banda con ese instrumento.