Prímula E. Delacour | Kriixi

PRÍMULA

Información General

Primula es una niña encantadora de la alta sociedad que ha aprendido a desenvolverse en público con una sonrisa radiante y modales impecables, mientras guarda sus verdaderos pensamientos y sentimientos para sí misma. Aunque parece una niña buena y dulce, en realidad es una experta en travesuras y tiene un ingenio creativo que sorprende a todos a su alrededor.

Desde pequeña, ha demostrado una habilidad natural para aprender y resolver problemas de manera creativa. Le encanta participar en clase y siempre está ansiosa por explorar nuevas ideas y desafíos intelectuales. Aunque disfruta de las bromas y travesuras, a veces puede actuar por malicia, pero su cálida personalidad la hace muy querida entre sus amigos y conocidos.

A pesar de su ingenio y creatividad, Primula tiende a reservar sus pensamientos más profundos y sentimientos para sí misma. Prefiere observar y analizar antes de compartir sus ideas con los demás, especialmente porque quiere mantener esa imagen encantadora en público y adaptarse a las expectativas de la alta sociedad.


Cabello largo y sedoso que cae en ondas suaves hasta la cintura, su tono rubio dorado brilla con destellos iridiscentes bajo la luz del sol. Sus ojos son de un azul profundo, con destellos plateados que parecen cambiar de color según su estado de ánimo.

Su piel es suave y porcelanosa, con un brillo saludable que resalta sus rasgos delicados y angelicales. Su rostro está adornado con pómulos altos, una nariz perfectamente contorneada y unos labios rosados. La elegancia natural de Primula se refleja en su porte, con una postura regia y grácil que denota su linaje aristocrático.

Durante un momento antes de su muerte, Apolimia tiene un último y conmovedor encuentro con su hija Primula. Con un suspiro débil, Apolimia levanta una mano temblorosa y toca suavemente el rostro de su hija, sus ojos llenos de amor y tristeza mientras se aferra a su última conexión con el mundo de los vivos. En ese momento, una lágrima dorada cae de los ojos de Apolimia sobre el pecho de Primula, brillando con una luz suave y cálida antes de desaparecer en la piel de la niña. Los testigos presenciales contemplan maravillados este fenómeno, asombrados por la belleza y la singularidad de la lágrima dorada. Al mismo tiempo, los mechones de cabello de Apolimia, que una vez fueron brillantes y sedosos, comienzan a perder su lustre y su color, volviéndose opacos y descoloridos. Sin embargo, aquellos mechones de cabello que estaban en contacto con Primula continúan brillando intensamente, como si conservaran la esencia misma de su madre.

- Está muerta..

El aire se volvió denso con la tragedia que acababa de ocurrir. El susurro de la muerte se extendió por la habitación mientras los testigos procesaban lo que acababan de presenciar. Madamme Delacour, con su presencia imponente, irrumpió en la sala acompañada de sus doncellas, trayendo consigo la pesadez del destino que se cernía sobre la familia.

Con una mirada cargada de dolor, Madamme Delacour se despidió silenciosamente de su hija caída y tomó en brazos a la pequeña Primula, la única luz en medio de la oscuridad que había invadido sus vidas. Sin una palabra más, la matriarca de la familia se retiró de la sala con la misma solemnidad con la que había llegado, llevando consigo a la joven y dejando atrás el eco de la tragedia que había marcado el destino de los Delacour.