𝕰𝖈𝖍𝖔𝖊𝖘 - Zyan Darkworth

Siglos atrás se ha documentado en varios textos, así como también en historias entre guerreros o soldados medievales la existencia de unos guerreros destacados que formaban parte del ejército del norte. Primordialmente destacaban por su euforia en batalla y sed de sangre, siendo guerreros de élite que no temían y como si de una habilidad inhumana se tratase no sentían absolutamente nada, físicamente o mentalmente hablando.

La participación en batallas importantes y siendo soldados que formaban parte ya sea del ejército del norte o como mercenarios en algunas monarquías hizo que obtuvieran un nombre por el respeto que se habían ganado o solo por su aspecto: “Ulfhednar” o al menos así quedó marcada en las sagas.

Aunque hubo ciertas historias de estos guerreros que se mantuvieron fuera de los textos…

Hubo historia de pocos soldados en la época vikinga que volvían traumatizado en las batallas nocturnas, aseguraban que lobos casi con forma humana aparecían bajo la luz de la luna con aquel frenesí que no solían distinguir entre aliados o enemigos. Mataban, se alimentaban y destrozaban sin importar que, y con aquellas habilidades extraordinarias muy pocos contaban con la posibilidad de sobrevivir para contarlo.

Muchos de estos soldados producto de su herida sucumbían y fallecían poco tiempo después de los ataques, por más pequeña o grande que fuese la herida.

Esto por supuesto entre mago y brujas tenían una explicación…

A la luz del día eran guerreros de élite, bajo la luz de la luna eran bestias…

Los guerreros o bien los dichosos malditos por la sociedad mágica en su mayoría desaparecieron gracias a la persecución cristiana, su reputación entre magos y brujas no les ayudó en nada, ya que en su forma de bestia no distinguían entre amigos o enemigos, así que mucho de estos decidieron vivir en camadas lejos de la sociedad mágica o cualquier intervención muggle. Pero relatos aun pasaban entre boca a boca que en las montañas del norte, en las noches de luna llena, era peligroso salir porque era una muerte segura.

La camada de los Hellvard era aquellos clanes que aún se aferraban a las creencias pasadas, sus tradiciones, sus dioses, sus costumbres. Estos veneraban a los Dioses del caos o a los jotun, pero principalmente a Loki y sus hijos: Hela, Jörmundgander, Fenrir y también a Garm. Siendo todos licántropos, organizaban desde tiempos inmemorables cacerías para venerar estos Dioses y aún obtener su bendición, también como gracias aquel don que le habían concedido.

Zyan siendo hijo de Dierick era testigo de aquellas atrocidades de la camada, que a su corta edad percibió como algo normal que luego a futuro fue cambiando por su rebeldía y aquella costumbre del pequeño de aventurarse lejos de los límites de la camada y llegar a los poblados, teniendo una estrecha relación con sus habitantes pero ocultando aquello que le perseguía. La camada de los Hellvard no a gustos con estos decidieron armar una última cacería a ojos del público, en donde, se aseguraron de eliminar cada conocido o cercano de Zyan. Después de todo: Nacias, vivias y morias solamente para la camada.

A su corta edad de los ochos años, en aquellos viajes en Escocia de parte de los Hellvard para disipar la atención del ojo público decidió fugarse y vivió en la intemperie por un tiempo hasta que consiguió quedarse en un lugar y acomodarse: Babbitty Rabbitty. Tuvo la oportunidad de vivir bajo un techo, bajo el cobijo de personas que incondicionalmente lo aceptaban, con otro apellido y dejar aquel pasado desgarrador.

O eso creía…

Al menos ya incorporándose en la sociedad aprendió vivir de una forma “normal”, en principio tuvo que sobrevivir por cualquier medio a las calles y saber desenvolverse. Teniendo que manipular, robar, estafar, pelear y hacer prácticamente lo que sea para obtener el pan de cada día. Las secuelas en algún lado continuaban ahí y vivir en las calles simplemente hizo verlo reflejado de una forma totalmente distinta. Pese a que aún recordaba aquel pasado y temía que le persiguiera, tenía que aparentar normalidad y mantener aquella sonrisa inocente.

Sabía identificar personas en la misma decadencia que se hallaba él pero que después de todo aún ocultaba, sigue siendo la misma calaña. Sabiendo identificar, claro algo tenía: ¿Qué esperanzas tenía el cazador de no ser cazado por su mentor? Idea que iba y volvía una y otra vez. Sin embargo, algo le dio la tranquilidad que necesitaba, aquella carta que recibió un día, la carta de que fue aceptado en aquel colegio de magia y hechicería.

Hogwarts le daba la seguridad de que nada pasaría, al menos mientras se hallaba en los muros de ese colegio.
Una vida absolutamente normal dentro del ámbito estudiantil, aunque con aquellas peculiaridades con que aprendió a convivir como con Ellinor Thorsen, quien siempre tuvo la sospecha desde Babbitty Rabbitty de que algo guardaba y pese su actitud distante y menos curiosa, era lo que le daba la certeza que quería descubrir aquello, ¿Por qué? Quizás la sensación que se pueda identificar con ella en algún lado. Con el tiempo simplemente adquirió una confianza que no era igual con el resto de personas, pero también ella empezó a sospechar de lo que ocultaba el rubio tras aquella fachada de su “inocente” sonrisa y su actitud curiosa y ruiseñor.

¿Eran iguales o no lo eran? Siempre existió el miedo que tras sus historias no se comprendieran y se alejara de aquella bestia de su pasado que Zyan pretendía ocultar.




Censo de Babbitty Rabbitty con el registro de Zyan