moody boy — nathan

El peso de los sentimientos no cesados en un corazón, es una gran carga. Y yo… Ya no podía más con ella.
Cada vez que veía a Elwind sentía incomodidad, sin importar que me hablase bien. Me ponía tan nervioso en nuestras pocas interacciones, sólo con pensar en lo cobarde que fui…
Así que tuve que enfrentar ese miedo; porque un Lenusse no se acobarda, no tiembla ni sucumbe al temor… Al menos no la mayoría del tiempo.

Ni bien pude, aparté a Elwind en cuanto lo vi. Quería expresarle tantas cosas, quería quitarme ese peso de encima; esto sucedió en vacaciones de invierno.
Después de mucha charla e introducción sin sentido, aquella tarde-noche en el Callejón Diagón, decidí enfrentar mis sentimientos; tres años tarde.

—...Lo que quiero decir, Elwind …—Mi voz se había entrecortado, mi cabello estaba ya rosa pálido de pensar en la vergüenza que me daría pronunciar esas palabras… Simplemente me veía ridículo.—Es que… M-Me gustaste en IV curso.

La cara de Elwind había sido extraña. No era la reacción que esperaba, se sonrojó y empezó a ponerse nervioso también. Yo pensaba quitarme un peso de encima, por unos instantes sentí alivio y tranquilidad; pero con la respuesta del Gryffindor, eso pronto terminaría.

—...A mí también… También me gustabas…—Elwind empezó a explicarme, pero yo sólo podía escuchar un sonido de “bla bla bla”. Sentía que me caía sudor frío por la frente, me sentía tan pequeño e imbécil; como un niño cuando está esperando en la cola del supermercado a su madre, que no llega.—Pero, ¿cómo iba a saber que te gustaba? Parecía todo lo contrario… Así que me alejé de ti por no sentir el dolor de no ser correspondido.

Eso último fragmentó mi corazón en pedazos. Ese día aprendí que la cobardía siempre será lo que más te castigará en el futuro.
Efectivamente… Podría haber sido algo, pero no fue. Y eso no me quitó ningún peso de encima, me lo multiplicó por mil; la persona por la que sentí la atracción más intensa hasta ahora me confesaba que yo también le gusté, pero eso no era nada bueno. No cuando estaba con Lucas , su novio.

—Ojalá… Haberlo sabido…—Esta vez mi cabello cambió a un color azul. Sentía tristeza, frustración. Me sentía una mierda.

Esa charla fue corta. Terminó en esa fría víspera de navidad y nos dejó con el corazón partido. Cuando volvimos con los demás, Elwind estaba pálido. Yo fui mejor fingiendo… Pero me largué pronto porque no quería asumir esa situación y ver delante al chico que me gustó… Con su novio.
Donde hubo fuego, cenizas quedaron. No sólo me gustó, me seguía gustando; mis sentimientos por él afloraron al saber que nos gustamos mutuamente en el pasado.

Durante esos días de navidad me pasé las noches fumando y pensando en la situación. Me colé en alguna que otra discoteca, aprovechando que ya aparento tener los 18, intentando olvidarme de la situación; pero nada funcionó.

La tristeza invadió mi cuerpo por más horas de las que me gustaría admitir.

Justamente el día de fin de año estaba en Hogsmeade, dando un paseo tranquilo hasta que de repente oí algunos ruidos; como si me estuvieran siguiendo. Me metí a un callejón de por ahí y… Resultó que era Elwind … ¿Por qué simplemente no se había acercado a hablarme? Qué rarito es. Quizás sea eso lo que me atrae a él una y otra vez.

Tuvimos una amena charla, con las típicas preguntas de qué estábamos haciendo por ahí, míticas felicitaciones triviales de las fechas: “feliz navidad”, “¿qué has hecho estas navidades?”. Puede que fuese una charla aburrida al principio, pero me alegraba verle.

Pronto, la charla trivial empezó a convertirse en una charla personal y de desahogo. El de cabellos de tono rojo fresa empezó a explicarme que su relación con Lucas estaba mal; que Lucas se sentía atraído por otros, que le engañó… De hecho, he hablado antes sobre este tipo de personas con algún amigo; ¿poli… polígonos? No sé cómo se llaman. En fin, una forma que tienen las personas de decirle a los cuernos para no sentirse culpables.

Cuando me contó todo eso, lo tuve claro. Quizás una parte de mí sabía que estaba mal decirlo, pero…


—Conmigo no te habría pasado eso. Yo sólo tendría ojos para ti.

Era cierto; pero fue una afirmación egoísta. Una que te desmonta los esquemas y cambia el rumbo de la charla.

Elwind se mostró receptivo, y yo… Que Dios me perdone, pero seguí la conversación. No podía dejar de coquetear con él, y Elwind parecía divertirse. No sé en qué punto, no recuerdo cómo pasó, pero en un abrir y cerrar de ojos nos estábamos comiendo la boca.

Juraría que sus labios sabían a fresa… Nos sumergimos en una serie de impulsos incontrolables que nos llevaron a lo más íntimo ese día en aquel callejón desierto de Hogsmeade.
Mentiría si dijese que en algún momento pensé en Lucas , su novio.
Mentiría si dijese que no lo deseaba, o que no me gustó.
Mentiría si digo que pensé en parar. No lo hice.

Ninguno detuvo aquello, y lo hicimos porque quisimos.

Aquel día dejamos Hogsmeade y cada uno se fue por su lado, después de muchas palabras que venían del corazón; puede que de un corazón hormonal, pero también… ¿Enamorado? Al menos, por mi parte.

Sin embargo… Luego de todo eso sería la última vez que intercambiaba palabras bonitas con Elwind , sería la última vez que sería honesto con él sobre lo que sentía.

El Gryffindor, lleno de culpa, a pesar de decir exactamente…

—Por favor, Nathan, no se lo cuentes a nadie.

Él mismo se lo contó a su novio; quien era mi amigo. Puede que lo aclarásemos todo entre los tres (que por cierto, Lucas decidió que era buena idea gritarme en plena plaza de Hogsmeade, así a que a saber cuántas personas se enteraron y quiénes lo saben a día de hoy)… Ellos decidieron seguir en esa farsa llena de cuernos a la que llaman relación, pero aún así, Lucas está claramente enfadado conmigo.

Y yo… Yo estoy enfadado con Elwind , porque de verdad pensé que eso podía salir bien; está claro que el corazón y la razón no van de la mano. La última vez que me habló para aclarar las cosas, me enfadé tanto… Mi cabello se tiñó de rojo varias veces pensando en la situación, la cual se escapaba de mi control.
Recuerdo haber pensado:

“Este no es el Elwind que me gusta. El Elwind que me gustó tenía carácter y no se dejaba manejar. Este es un calzonazos que se conforma con que su novio le ponga los cuernos y le gusten otros.”

Y con eso, intenté autoconvencerme de que mi pasión por Elwind se había apagado. Me había decepcionado.
Primero follamos, y aún así, ¿sigue con su novio? Incluso me dijo que le gustaba en esta última charla.

Gilipollas.

Eso es lo que pienso.

Ahora han pasado ya unos meses de lo sucedido, pero me siento raro cuando veo a Elwind . De verdad, no es sólo por estar despechado, es decepción de que no se valore como persona. ¿Se me irá este resentimiento en algún momento? Incluso si ya no siento eso por él, al menos no tanto…

… A veces pienso que somos ¿soulmates? que no pueden estar juntos en esta vida.

Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad.
1 Juan 1:9

Lo que más me jodió de toda esta situación es tener que ir a confesar a la iglesia durante tanto tiempo. No me sentía culpable por molestar en esa relación de mierda, sino que me sentía estúpido por el resultado y por eso me arrepentí.
Porque yo quedé como el malo, a pesar de ser el único que estaba soltero.

Pero no pienso estancarme por un tío. Que le den, a él y a Lucas . Que follen mucho, si quieren… Eso ya no me incumbe…

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