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.kaia aegea karagiannis the oracle of Cretethe gods blessed oracles to speak through them
Edited by Macopanda - 5/14/2024, 04:31 AM -
Organigrama del Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas - HLR - Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas.
Nombre ON-ROL: Nathan Lenusse
Nombre OFF-ROL: x4nny
Empleo al que desea postular: Aprendiz de la división de seres.
URL a las notas solicitadas: notas
Especialidades y maestrías a las que pertenece (incluir nivel):
Nivel 1, sabiduría y transfiguraciones -
Organigrama del Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas - HLR - Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas.
Nombre ON-ROL: Fadel Cheuquepan
Nombre OFF-ROL: Cheuquepan
Empleo al que desea postular: División de seres.
URL a las notas solicitadas: Notas.
Especialidades y maestrías a las que pertenece (incluir nivel):
Sabiduría Nivel 3 y Transfigurador nivel 2 -
.historia válidaTu historia ha sido evaluada y validada por el equipo administrativo de HLR. Dado que cada acción conlleva sus propias consecuencias, a continuación te presentamos las derivadas de tu relato.
- Thea convive con un tipo de vida que a pesar de ser familiar para ella la somete a un sin fin de cuestiones estresantes y agobiantes para cualquier otra persona, más para Thea, parecía ser una rutina mimetizada con la cual podría sobrevivir con total facilidad, convirtiéndola en una superviviente y compañera del tiempo, siendo más ágil en su día a día incluso en sus momentos como maestra, hermana, y novia.
El hecho de mantener una rutina tan estructurada hacía de Thea una persona de detalles, tenía todo mentalmente calculado y escrito; repite en su cabeza las mismas horas y las mismas costumbres diarias. Manteniendo sus practicas, pinturas, tiempo de calidad, trabajo como esenciales que hacen de la tutora de Ravenclaw una perfeccionista empedernida, llena de repeticiones, revisiones y evitando a mayor costa la cabida al más minimo error.
Era rápida, tenía casi siempre el pincel y el arco en las manos, con sus reuniones al profeta, nuevos proveedores de pinturas; se hizo ágil para hablar y ser comunicativa, era fácil entenderle, leerle y escucharle, Thea Travers era visionaria, interesante de escuchar; la cliente perfecta, alguien confiable. Tenia palabras que ayudaba a que fuera una excelente comunicadora general de su vida.
Pero por lo menos, podría decir que estaba completa. Amaba su trabajo, amaba parte de su vida y su compartir diario. Más las partes en las que podía darle un stop a su vida abarrotada para dedicarse a pasar su tiempo entre los brazos de Caspian, los cuales se convertirían en el refugio diario que le daba un respiro a todo el caos.
Thea tiene descuidos entre reuniones, pues después de una de las mejores noches donde solo pensaría en su bienestar y no en la consecuencia, traerían el ciclo típico, tendría que tomar una pastilla anticonceptiva, pero no dejaban de llegarle alumnos, familiares, e incluso de los mayores clientes que formarían su vida artistica. Thea tenía un espacio en una galería donde se presentaría su arte al público londinense, por fin había conseguido parte de su mayor deseo, dejando de lado la naturaleza de aquél suceso que le costaría los típicos primeros síntomas de tener a una pequeña vida creciendo dentro de ella.
Se valida igualmente la presentación de la pintora emergente Thea Emméline Travers, en la galería Bermount al norte de Londres.
Consecuencia de moderación: Thea comenzará a sentir los sintomas típicos de un embarazo (náuseas, mareo, vómito, ausencia de la menstruación), sintiendo la obligación de ir a San Mungo a revisar sí todo se encuentra bien, por obligación misma tiene que hacerse una prueba de embarazo para confirmarlo como indica el sistema de embarazos.
Love for the order: El orden se volvería el día a día, creando incluso tendencias perfeccionistas y hasta un límite algo tóxicas, llegando a tener que encontrar y buscar cada detalle que creará una sintonía perfecta en cada cosa que haga, de no ser así, buscaría la manera necesaria para obtener esa sensación de perfección deseada. Aplicaría también la admiración de las personas cercanas a Thea por mantener tanto orden en su vida y sus espacios. [ Pasiva permanente]
El lienzo y la artista (mejora): No había cosa que hiciera sentir más cómoda y en sintonía a Thea, encontraba esa calma imperceptible en la pintura, creando ahora cuadros maximizados que podrían llegar a ser murales. Teniendo además de la paciencia y coordinación que el arte exige, la ágilidad haciendo que sus tiempos de pintura sean más cortos al entrar en un modo 'trance', que la hacía trabajar eficientemente hasta completar sus pinturas. [ Pasiva permanente ]
Pintora en Ascenso: Había conseguido su mayor meta, o al menos el comienzo de ello, el renombre de Thea comenzaría a sonar entre los buffets de pintores reconocidos, tenía talento y era voraz, y eso llamaba a ojos reconocidos e influyentes. Por los próximos años, Thea sería recurrida ocasionalmente por nuevas editoriales y nuevas galerías que querían exponer su arte. [ Duración: 2 años onrol o de lo contrario que la pasiva se mejore. ]
it's a good idea? Reconocer y asimilar el hecho de estar embarazada comenzaría a crear un sentimiento de dudabilidad en Thea. ¿Tenía la edad suficiente? ¿Era una buena idea? ¿Sería una buena madre? Las ideas y las repeticiones harían de su día a día un poco más complicado, buscando refugiarse en aquellas caras ya conocidas para buscar consejos u ayudas para emprender en este nuevo camino que sería la maternidad. [ Pasiva mutable hasta que vaya a San Mungo y acepte el proceso. ]hogwarts legacy roleplay - Thea convive con un tipo de vida que a pesar de ser familiar para ella la somete a un sin fin de cuestiones estresantes y agobiantes para cualquier otra persona, más para Thea, parecía ser una rutina mimetizada con la cual podría sobrevivir con total facilidad, convirtiéndola en una superviviente y compañera del tiempo, siendo más ágil en su día a día incluso en sus momentos como maestra, hermana, y novia.
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The Rhythm
Chapter I1:08 4:27 i saw the faithful sweat
all overdressed and
working overtime
Resonó la suela de las Converse al chocar contra el charco en una de las calles de Hongdae, uno de los barrios más relevantes de Seúl. Da-eun, con la mochila repleta de mangas, pues había adquirido el gusto del país vecino, regresaba a la casa de su abuela luego de una jornada más en uno de los jardines infantiles del vecindario: “Sae pen”. La azabache logró olfatear las ollas con Ramyeon, uno de sus platos favoritos mientras abría la puerta de la casa. Se deshizo de sus pertenencias para acercarse a la cocina y extender los brazos a la persona que se había hecho cargo de ella durante gran parte de su infancia. Da-eun sonrió y se sentó sobre el asiento del comedor, ni siquiera se tomó la molestia de cambiar su uniforme, el hambre le invadía.
— ¿Cómo te fue hoy, Da-eun? — preguntó Hyo-ri, su abuela mientras la olla rellenaba el plato violeta de Da-eun, exclusivo de ella.
— ¡Bieeeeeen! Estoy mejorando, o al menos es lo que la profesora me dice. ¡Ya puedo combinar el golpe del bombo con el de la caja! — mientras Da-eun respondía, se dió el lujo de simular el ritmo de Off The Wall, de Michael Jackson con uso de sus dedos sobre el comedor, incluso acercó los utensilios en busca de un sonido más metálico.
Para Hyo-ri, la actitud y personalidad de Da-eun era todo un misterio, ningún Song había demostrado alegrarse por una cosa con tanta facilidad como la niña era capaz. Quizá era aquello lo que permitía que Da-eun destacara en su jardín, que a su vez funcionaba como escuela de música. El interés y la pasión que lograba demostrar la coreana a su corta edad era de admirar.
Da-eun había crecido distinto, sus padres habían tomado la decisión de vivir fuera del país, lejos de su hija pero sin perder contacto con ella. Curiosamente, la azabache lo tomaba de la mejor manera, realmente no sentía menos afecto o cariño en comparación con sus compañeros de estudio que tenían el privilegio de ser recogidos por sus progenitores. Para ella, todo lo que tenía era más que suficiente, era feliz, totalmente feliz, y Hyo-ri estaba segura de ello.
Cuando Da-eun tenía tiempo libre, se encerraba en su habitación, la americanización en el país asiático era evidente, los posters de bandas musicales, figuras icónicas y algunas marcas registradas decoraban la madera de pino que formaban las paredes. En ocasiones, cerraba sus ojos sentada sobre su cama, dejando que su cuerpo se adaptara a la música que llenaba la habitación, no solamente se dejaba llevar por la voz indiscutible de artista como Michael Jackson, Robert Plant o Agnetha Fältskog y Anni-Frid Lyngstad, bajo la línea vocal lograba detallar con admiración un sonido seco, golpes seguidos que indicaban la manera en que la canción funcionaba. Conocía la importancia de la batería en las obras musicales, el sonido de la caja y el bombo que terminaban en la vibración de un platillo conseguían que Da-eun moviera sus hombres, pies y cuerpo bajo ello, en un principio lo había considerado un hechizo, pues sus raíces mágicas nunca fueron ocultas para ella.
Desde que se refugiaba de sus problemas (los cuáles no eran demasiados, siempre vivió con comodidad) en la música su cuerpo se adecuó a ello, sus extremidades funcionaban con autonomía ante los movimientos, pero que a su vez lograban unirse cuando era necesario. Hyo-ri se dió cuenta de ello, solía abrir (a medias) la puerta de la habitación de la pequeña, asegurándose de que todo estuviese bien. Y así era, su sonrisa delataba la emoción que tenía por Da-eun al verla simular una batería invisible, donde su voz acompañaba las melodías.
Seguramente Wan-yong, su abuelo, habría deseado que su nieta ingresara a una academia educativa, sin distracciones que permitieran que Da-eun se formara en alguna ingeniería o en matemática pura. Pero para suerte de muchos, él no estaba para detener los gustos y la pasión que una coreana de corta edad podría tener. Hyo-ri pasó varias semanas investigando academias musicales cerca de su residencia, pues difícilmente podría llevarla al otro extremo de la ciudad diariamente. Encontró una, no solo una, había encontrado varias, cada una con un enfoque distinto, pero que todas tenían una meta en común: formar los más grandes músicos del país.
Da-eun ingresó en cuanto Hyo-ri pudo costear la matrícula, su emoción era de esperarse, saber que podría aprender y practicar las técnicas de famosos bateristas como John Bonham, Keith Moon o Charlie Watts, personajes de los cuales ya había investigado, formaban en ella el inicio de un objetivo que seguramente muchas personas tenían también, pero no por eso iba a abandonarlo.
Logró adaptarse con rapidez a la introducción e inicio de las clases, a pesar de que ya habían alumnos avanzados. Siempre fue una persona determinada, ambiciosa y dispuesta a lograr sus objetivos, cosa que no siempre le había traído buenas cosas. Una de sus situaciones que recuerda con más presencia ocurrió a sus cinco años de edad, Da-eun estaba en un parque con Hyo-ri, disfrutando del columpio, movía sus pies en el aire, pues el vacío que generaba descender de esa manera le animaban a ir más alto. Hyo-ri no estaba empujándole, no estaba para ello realmente, sin embargo la menor logró convencer a uno de los niños que bajaba por el tobogán de que le empujase:
— ¡Quiero ir más arriba! — Da-eun movía su cuerpo con fuerza y ferocidad, por alguna extraña razón llegar arriba del columpio era de vida o muerte.
— ¡Bueno! — Comentó el ayudante temporal de la asiática, mientras ejercía presión detrás de ella para impulsarla.
En otro contexto quizá hubiese resultado, sin embargo a los segundos Da-eun estaba levantándose del arenero, pues un mal movimiento la hizo salir fuera de la silla y caer boca abajo.
La academia actuaba distinto, trataban a sus alumnos de la mejor manera y veían en ellos el potencial de futuros artistas. Sin embargo, ninguno demostraba realmente ser el reemplazo de Ginger Baker. Al menos eso parecía ante la llegada de una menor con ansias de golpear. Desde allí, Da-eun asistió cada día a la academia, desde las 12 del mediodía hasta las tres de la tarde, el resto del tiempo asistía a una escuela académica y finalizando disfrutaba del resto del día con su abuela. Para algunos podría ser poco tiempo, pero Da-eun no necesitaba más, sus habilidades con la batería lograron demostrarse y desarrollarse por completo, la edad aún era un peso para ello, pues no tenía la fuerza suficiente para hacer resonar por completo uno de los Toms, pero aún así, en la academia nadie había manifestado que realmente, alguien iba a salir de los pequeños bares de jazz e iban a lograr presentarse en grandes estadios o escenarios.
Para su noveno cumpleaños, Da-eun ya había logrado hacer parte del grupo titular de la academia, no solo por sus habilidades que parecían ser innatas en ella, sino también por su pasión y dedicación para ello, los platillos y el bombo eran su vida y eso empezaba a demostrarse. Hyo-ri asistía en algunas ocasiones a sus ensayos, quedando completamente paralizada y anonadada por el carácter que una menor lograba presentar ante lo que para la mayor, era un pasatiempo. Por primera vez vió en Da-eun un futuro fijo.
Para su fiesta de cumpleaños, invitó a algunos familiares y algunos vecinos que se consideraban amigos de la pequeña, pues realmente tenía problemas para relacionarse por su egocentrismo y determinación que le impedían tratar a los demás con empatía (cosa que ha ido mejorando en su estadía de Hogwarts). Pero para lo sucedido, los invitados habían sido dejados a un lado, pues la atención de Da-eun cayó completamente en su regalo: Un drum kit Pearl Crystal Beat. Era ligeramente más pequeño que el que usaba en sus ensayos, pero era perfecto.
Da-eun dedicó días después de su cumpleaños a continuar su práctica, ahora podría dedicarle tiempo completo a su pasión. Tomó una hoja en blanco y decoró parte del bombo sin dañarlo, pues un cartel aparecía: “Da-eun y las Da-eun”. Con eso, era feliz, siempre lo había sido y eso nunca cedió, Hyo-ri veía en la pequeña determinación, algo que había faltado en la familia Song.Londres
Hyo-ri no podría vivir sin su nieta, eso era claro. Necesitaba estar cerca de su linaje, quien rentó una casa a las afueras de Londres, pero Da-eun no viviría allí, de hecho, su abuela solo asistía durante vacaciones. La menor aprovechaba el tiempo libre de ello para encerrarse en esa residencia y hacer uso de su batería, no podía perder la práctica, iba a conseguir su meta costase lo que costase, incluso era capaz de permitir que la suela de sus Converse se destrozaran por el pedal del bombo.AboutSong Da-eunxCircinus
permisos de mención -
intención de la historia- Validar la estadía de Song Da-eun durante su niñez en Corea con su abuela Hyo-ri, por consiguiente el idioma coreano.
- Validar la relación de Da-eun y Hyo-ri, quien cubrió el papel de padres durante su niñez. Da-eun adora a su abuela y viceversa.
- Validar las habilidades de Song Da-eun en la batería, las cuales fueron reforzadas en la academia, su experiencia y práctica en ello demostraron que tiene un don innato para el ritmo. Así mismo, validar que posee un drum kit Pearl Crystal Beat.
- Validar parte de la personalidad de Song Da-eun, además de sus gustos que fueron ligeramente americanizados.
- Cualquier pasiva que el/la validador/a vea adecuada agregar será bien recibida.
- Historia de metamorfomagia. (Validación de la existencia de personajes como Hyo-ri y Wan-yong.)© code by gwyneth
Edited by Lucidity - 4/5/2024, 06:30 PM -
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back to the old house
cap. 1: longbottom, c.1:05 4:32 i would love to go back to the old house
but i never will
I never will( navidad ; 1996 )
El bullicio de las fiestas y de la víspera de Navidad no tardó en invadir la (poca) tranquilidad que habitaba el hogar Longbottom. Varios familiares habían venido de diversos lugares para celebrar el acontecimiento, invitados por John y Maddie Longbottom, padres de Circe y Caleb Longbottom y dueños de la casa.
Ni Circe ni Caleb disfrutaban de las reuniones importantes. A Circe, los múltiples pensamientos de las personas invadiendo constantemente su cabeza, le parecía la peor sensación del mundo. Por otro lado, Caleb nunca se llevó muy bien con las grandes cantidades de personas debido a su trastorno del espectro autista (TEA).
No le sorprendía a nadie entonces, que ambos hermanos se pasaran toda la velada en su habitación compartida, relacionándose únicamente entre ellos.
A pesar de su desconexión con el ambiente, sus padres no tardaron en subir a buscarles con sus respectivos regalos: un teclado electrónico y una cámara digital. El primero para Caleb, el segundo para Circe.
Aunque a Caleb nunca le gustaron las cámaras por sus flashes y ruidos molestos, a Circe siempre le encantó el teclado.( 1997 )
Con la incorporación del nuevo instrumento en su hogar, los hermanos no tardaron en asistir a su primera clase particular para aprender a dominarlo. A ambos les gustaba, era una de las cosas que tenían en común. Lo cierto era que ninguno de los dos tuvo que hacer mucho esfuerzo al momento de incursionar en el instrumento y aprender de él.
A medida que pasaban los días, ambos se hacían más y más hábiles al momento de usar el teclado y de interpretar las partituras. Circe disfrutaba mucho cada clase que tomaba junto a Caleb, el sentimiento de alegría que le causaba poder compartirlo con él, la llenaba.
Sus manos pequeñas se aventuraban tímidamente sobre las teclas. Bajo la guía paciente de su maestro, cada nota resonaba con una promesa de melodía. Así, sus habilidades crecían al igual que su amor por la música, convirtiendo cada sesión de práctica en un viaje de descubrimiento y expresión. Con cada acorde dominado y cada melodía interpretada con gracia, Circe trazaba el camino hacia su propia pasión.( comienzos de 1998 )
El día en el que ambos hermanos partieron junto a su padre y la niñera hacia Inglaterra, finalmente había llegado. No podían aferrarse a más que a la supuesta esperanza de un futuro mejor, aunque el miedo y la inseguridad los perseguía incansablemente a ambos.
En el baúl, un par de maletas y el teclado.
En el asiento trasero, las manos de ambos niños unidas sobre el tapizado.( primavera ; 2001 )
Vacío. Todo se sentía vacío.
La cocina se sentía vacía, la sala de estar se sentía vacía, el patio se sentía vacío, pero sobre todo, el cuarto de Caleb se sentía vacío, porque él ya no estaba.
Circe también se sentía vacía, porque una parte de ella, ahora tampoco estaba.
Habían pasado meses desde que su mellizo había partido hacia su país natal nuevamente, Estados Unidos. Lucy, la niñera que los acompañaba en Inglaterra, también se había ido con él. Circe no recordaba cuándo fue la última vez que estuvo separada de su hermano, probablemente, porque nunca llegó a estarlo del todo. Desde el nacimiento habían convivido, y ambos se servían del otro como un soporte cotidiano y constante. Era algo sabido, Circe venía con Caleb y Caleb venía con Circe.
El día que ambos emigraron a Inglaterra de la mano de su padre y la niñera, fue un punto de no retorno para uno de ellos. Entre el frío ambiente del nuevo país, la lejanía de su madre, y la incorporación de nuevas personas en todos los ámbitos, el asemejarse al cambio se hacía cada vez más y más difícil; sobre todo para Caleb y su T.E.A. Su melliza, por otro lado, no se salvó de aquellas dificultades, aunque sus ojos se encontraban siempre mirando para adelante; quizás a Caleb le costó más esta última parte, puesto a que nunca pudo terminar de adaptarse al nuevo hogar.
Y es así, como le veía juntar sus pertenencias y prepararse para partir.
Para Circe, el día más oscuro de todos.
Porque ese día, se llevaron también una parte de su corazón.( verano ; 2001 )
Las vacaciones finalmente llegaron, y cada alumno se veía emocionado por volver a su hogar.
Para Circe, volver a pisar su casa era un golpe de realidad que venía de parte de todos los recuerdos que habitaban en el sitio, recuerdos que alguna vez fueron felices. Ella sabía que Caleb no volvería, pero también sabía que ella tampoco se echaría hacia atrás volviendo con su madre, no ahora que tenía motivos para quedarse. Aunque en las noches, las cartas que su hermano le había estado enviando la acompañaban, nunca se había sentido tan sola.
Recordó que, en una de ellas, Caleb le había mencionado que se había dejado el teclado electrónico.
Oh, el teclado. Casi que se había olvidado de aquel instrumento, aquel artefacto que fue espectador de cada tarde en la que los hermanos se reunían a tocar juntos. A veces, solo tocaba Caleb y Circe oía, otra veces, era al revés.
No se animaba a entrar al que había sido el cuarto de su hermano, no lo había hecho hasta el momento. Sin embargo, la puerta siempre se encontraba entreabierta, invitándole a entrar. Cada día que pasaba, Circe no podía evitar llevar la mirada hacia el espacio que separaba el borde de la puerta y el de la pared. En él, se podía ver un pedacito del cuarto.
Finalmente cedió. Empuñó el pomo de la puerta y empujó hacia adelante, abriéndola de un tirón. El cuarto de Caleb siempre se caracterizó por el orden meticuloso que llevaba, cada cosa tenía un sitio y una razón de ser, y el teclado, se encontraba en el centro. Aquello no carecía de sentido, porque el instrumento era algo muy importante para su mellizo.
Circe sabía tocar el teclado más que bien debido a todas las lecciones que había tomado junto con su hermano (aunque siempre fue el instrumento de Caleb, por y para él). Pocas veces lo encontraba disponible para usarlo, ya que le servía como un elemento de entretenimiento y distracción a su hermano, y la mayoría de veces se encontraba a su disposición. Tampoco tenía presente la última vez que lo había hecho.
Ahora, eso ya no sería un problema.
Con cuidado, casi que pidiendo permiso a alguien que no estaba, la rubia tomó asiento delante del instrumento. Sobre el pequeño estante que portaba el teclado, se hallaba un cuaderno repleto de partituras, algunas viejas, algunas no tanto. Por un momento, el sentimiento de nostalgia la invadió, al igual que una pequeña sonrisa sobre sus labios. Recordó aquellas tardes en las que el sonido de la música de Caleb traspasaba sin pudor alguno sus oídos, y también, como la música de ambos lo hizo alguna vez. Sus dedos parecían tímidos cuando tantearon las teclas que se encontraban algo polvorientas; como ya lo había hecho incontables veces, no le costó interpretar las partituras. Era una canción que Caleb solía tocar seguido: Trois Gymnopedies I, por Erik Satie.
No era una pieza que se pudiera considerar alegre, pero era una canción profunda, que la interpelaba y la sumía en un mundo que se sentía casi onírico, irreal. Las teclas del piano hacían vibrar su corazón.
El mismo corazón, que había estado enterrado debajo de una gruesa capa de amargura y desesperanza.
Cuando el sonido cesó, acarició las teclas del teclado por última vez en aquel día. A diferencia de lo que había llegado a pensar, no se sentía triste. Por lo contrario, sentía una emoción inexplicable.
Nunca nadie iba a llenar la ausencia de Caleb, pero quizás la música pudiera intentarlo por un rato.About herCirce LongbottomlBleur
permisos de mención No aplica (el personaje de Caleb Longbottom fue reiniciado y ya no existe como tal en el rol).
intención de la historia- Validar que Circe Longbottom sabe componer, armonizar, cantar y tocar el teclado electrónico (por ende, también el piano).
- Obtención de pasivas que el equipo administrativo considere correspondiente a la historia y para el desarrollo del personaje. Específicamente sobre la que era su relación con Caleb, y su presente relación con la música.
- Obtención de la HCH; legeremancia, primera generación. (mencionada al comienzo)
- Historia familiar.© code by gwyneth -
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a rainy afternoon
chapter 1; the sound of the end.1:13 4:07 Despair usually has a sound, fear also has a lovely melody, usually played by a violin.
— Transilvania, Rumania; 1994,
two years before the disaster
En sus tiempos de ocio Rebecca solía pasar las tardes más lluviosas de Băneasa cerca del ventanal más grande que su vivienda poseía. Solo eran ella, el incesante goteo que golpeaba frívolamente el cristal, y los muchos brebajes humeantes que solía tomar para relajarse. Hubo una época en la que solo se sentaba en uno de los sillones aterciopelados mientras leía y, de vez en cuando, observaba como su jardín de gardenias y rosas se humedecian con el temporal. Pero no había libros suficientes en su pequeña biblioteca que pudiesen satisfacerla del todo por lo que, con aquellas ansías de aprender que fueron heredadas por su hija, comenzó a adiestrarse en el arte del violín; un instrumento que había guardado en las profundidades de su baúl, un regalo de su difunta abuela.
Y era, sin dudas, una maravillosa escapatoria hacía toda la violencia que surgía en su día a día. Rebecca podía soportar cuando a las siete de la tarde su marido regresaba perfumado con whisky y licor, reprochadole el por qué no estaba vestida de forma “apropiada” para recibirlo como una buena ama de casa. También podía aguantar los múltiples golpes que Elio le propiciaba cuando las cosas no salían como él quería; ya fuese que una camisa estuviera arrugada, o que la lasaña se hubiese quemado por debajo.
Esas cosas no importaban porque, cuando finalmente él se iba, solo quedaban ella, su violín, y la preciosa creación que había nacido de aquella relación caótica; su pequeña Hyacinth, de tan solo apenas 7 años. Ella era, sin duda alguna, la mejor espectadora para sus mini-shows vespertinos. Porque nada existía para ambas cuando Rebecca colocaba su mentón sobre la barbada del instrumento y la cerda de la vara encontraba consuelo con las cuerdas.
Hyacinth observaba aquello como si la metanoia de su madre fuese una transformación completa de oruga a mariposa; sus ojos cerrados, su corazón en llanto, acariciando las cuerdas con la misma pasión que acariciaba sus hebras en la nocturnidad, y emanando un sonido que era pura (desesperación) inspiración. Su tocada venía acompañada de la suave melodía que sus labios brindaban; un canto que si bien podía ser suave y dulce, también podía emanar desconsuelo, aflicción y la peor de las melancolías.
De alguna forma la sonoridad que producía estaba llena de dolor, como si con cada toque que Le vainqueur diera desgarrara una parte de su alma por completo. Pero Amren no era consciente de aquello, ella solo veía a su madre haciendo lo que más le apasionaba en esos tiempos; tocar el violín.
Pero aunque aquello le fascinara, las pesadillas y los dolores de cabeza comenzaban a consumir a Rebecca en su totalidad; fácilmente podía pasar días y días en la cama, intentando recuperarse luego de haber tenido aquellos sueños premonitorios que la hacían desfallecer del dolor. Esas tardes dejaron de existir, esos momentos de madre e hija en donde sólo florecía la sororidad entre ambas se fue perdiendo con el paso de las semanas, y el violín quedó atrapado en un sin fin de buenos recuerdos y polvo. Por eso mismo, a escondidas de su propia madre, Amren intentó practicar esa maestría de manera autónoma, cosa que le había durado poco y nada.
Esconderle algo a su mamá era como intentar caminar sobre un vidrio roto sin lastimarse; totalmente imposible. La rubia se anticipaba incluso sin quererlo, era su castigo, su condena, su clarividencia recorriendo cada parte de ella. Y al descubrir el cómo su hija ansiaba seguir sus pasos, vio la figura de lo que alguna vez fue; por lo que no tardó en ocupar esas mismas tardes lluviosas en enseñarle a su descendencia sobre la melodía del fin, porque sí ella no podía tocar, al menos podría enseñarle a Hyacinth, su pequeña flor, el como canalizarse así misma mediante la música y el canto; canciones que solo ellas sabían. Y solo con eso, le era suficiente.1996, turning point
Aturdida.
Así se sentía Hyacinth en el momento en el que su mirada viajó hacia la lengua inerte de su madre, ahora en el suelo. La alfombra carmesí se tiñó conforme la mujer llenaba las cuatro paredes de gritos; desesperados, entrecortados, inhumanos. Le habían arrancado algo esencial, pero ella ya había hecho su duelo con anterioridad.
Rebecca lo había visto, cuando su tercer ojo se abrió ante ella, la película autoprogramada de su destino comenzó a andar. Y aquellas escenas no solo mostraban el arrebato histérico de su esposo, sino también la pérdida de una parte de ella. Pero como bien había dicho antes, nada era seguro.
Una visión era como ver pequeños hilos dorados que tiraban constantemente de sí; ella tenía el poder, la opción, el deber, de tocar uno de ellos para que le mostrase una posibilidad a futuro. Y cuando llegaban a su cabeza y tomaban forma, Rebecca podía pasar días reverberando sus propios recuerdos, uniendo cabos sueltos, llenando sus lagunas de memoria con suposiciones que, como era de esperarse gracias a su don, eran verdaderas.
Quizás por eso era tildada como “loca”, solemnemente ella misma pensaba que lo estaba. Ella, Elio, y todo el pueblo acaudalado de la zona. No era raro que, de vez en cuando, Le vainqueur despertara gritando sobre haber visto ciertos hechos aterrorizantes en sus sueños, sombras vivas que amenazaban con acabar con la paz del pueblo. Incluso, ella había advertido 5 días antes sobre un tornado que podría dejar el centro devastado, pero nadie la oía, a ojos de los demás solo era una demente, una paciente psiquiatrica que solo estaba en libertad por el deber de esposa y el acto de educar a su hija.
Pero no. Amren no vió locura en aquellos orbes grisáceos que lloraban a mares; vio tristeza, vio miedo. E incluso podría llegar a agregar la palabra horror, porque cuando menos se lo esperó, detrás de las espaldas de su padre, la mirada de Le vanqueir se encontró con el pequeño cuerpo de Flamel envuelto en lagrimas y lluvia de tormenta aunque, a ese punto, no se podría diferenciar a que correspondía cada gota.
Hyacinth hubiese jurado que, a pesar de la lejanía, escuchó a su madre ahogar las últimas palabras en una sola frase, cuatro letras que, al notar como los espaldares de Elio se giraban bruscamente hacía la ventana de donde Amrene espiaba, comenzaron a cobrar todo el sentido del mundo.C-O-R-R-E.
Y eso hizo. Con tan solo un impermeable y unas botas viejas Flamel corrió como si su vida dependiese de ello, como si Elio, con tan solo verla, supiese que su propia hija sería su próxima víctima. Era, al fin y al cabo, el miedo que la imponente figura del hombre había generado en Amren tras años de ser espectadora y protagonista de sus maltratos.
No le importó que el vestido blanco que llevara abajo se estropeara, ni tampoco que sus pasos fueron dubitativamente hacía las profundidades del bosque de Băneasa pero, al mirar hacía atrás a su no tan querido hogar, recordó que su madre seguía ahí, sangrando, siendo acechada por un cazador que no iba a dejar a su presa viva. Pero confiaba, dios santo, Hyacinth anhelaba, que su mamá saliera por la puerta trasera a rastras y gritara por ayuda, ayuda que, gracias a su edad y poca habilidad para protegerla, no podría darle. Cuando la puerta de la casa se abrió y la figura frenética de Elio Flamel salió por la misma, Amren supo que no había lugar para dudar.
Y en aquella tarde lluviosa, Hyacinth se mezcló con la grava, la tierra y la brisa, y la tormenta no dudó en acompañarle durante su huída.s e e rHyacinth FlamelCephyr
permisos de mención No aplica.
intención de la historia- Validar que cada tarde lluviosa, madre e hija compartían un momento de paz juntas, esos mismos donde su padre estaba trabajando; esa parte del día sería la favorita de ambas mujeres, dandole un significado especial. Era sin dudas un espacio seguro donde se refugiaban de la violencia, y Rebecca aprovechaba esos días para leer y sentirse sin el constante miedo de tener a alguien asechándola.
- Validar que Rebecca comenzó a tocar el violín pero, al caer en la deteoriorización de su cuerpo gracias a las pesadillas que tenía gracias a su clarividencia dejó de tocar el mismo, enseñándole el instrumento a Hyacinth; dando a entender mediante la narración el conocimiento y la habilidad de la niña tocando el mismo violín que usaba su madre. junto a las mismas baladas que le cantaba.
- Validar la continuación de la última historia, el como la gente del pueblo consideraba a Rebecca Le vanqueuir como una mujer loca gracias a sus videncias.
- Validar el como Rebecca descubre a Hyacinth observando aquella escena horripilante en donde su progenitor le arrebataba la lengua. Notando las intenciones de Elio, como puede, la madre le indica que huya de ahí, pues su padre comenzaba a ser un peligro en potencia. Haciéndole caso a su madre, Amren huye hacía las profundidades del bosque de Băneasa, no sin antes mirar hacía atrás y notar como Elio veía hacía la dirección donde se dirigia.
- Obtención de pasivas que el equipo administrativo y el validador considere correspondientes a la historia y a las vivencias de Hyacinth.
links importantes© code by gwyneth
Edited by Cephyr - 28/4/2024, 22:23 -
.Abraza tu peor miedo.
Edited by aliferous - 28/3/2024, 07:10 -
.Nombe off: MacopandaInscripción: 17/03/2024Kaia Aegea KaragiannisSu estatura no se excede y permite que su cuerpo se estire con elegancia, dejando una silueta esbelta y perfectamente proporcionada a la vista; su rostro parece tallado minuciosamente con la porcelana más hermosa que se ha creado; sus ojos reflejan los azules más puros y brillantes, de donde los mares se inspiraron para colorearse. Quien diría que la perfeccion se hallaría en la que alaba a los Olímpicos.historial de acciones
Edited by Macopanda - 15/5/2024, 13:38 -
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Between Shadows and Premonitions
preface; daughter of chaos1:13 4:07 Being born between torments and disappointments, waking up between blows and premonitions
— Transilvania, Rumania; 1996
Las copas del Bosque de Băneasa ocultaban muchas cosas. Demasiadas.
Era un laberinto sin salida; no porque no hubiese una, sino porque había algo en aquel bosque que era hipnotizante; terroríficamente hermoso. Quizás era el pueblo que habitaba ahí, quizás eran aquellas reuniones festivas cada luna llena, en donde los fogones y el son de la música folklórica inundaba las almas de cada persona que participaba.
Hyacinth amaba verlas; zambullirse en aquel mundo de vestidos blancos y coronas de flores. Su propio secreto era huir de la cotidianidad de su hogar, de los continuos dias en blanco y negro, de los retos de su padre y los lamentos de su madre.
La pequeña escotilla ubicada en la pared lateral de su habitación era su salida. Sabía con plena claridad de que su madre sabía a donde iba; de alguna forma, Rebecca Le vainqueur, progenitora, tenía un don para saber dónde había ido. Parecía como si supiese de antaño que la joven iba a escaparse por la noche, como si sus caricias, su tacto, fuera la única cosa que necesitara para saberlo. Pero la más pequeña nunca se quejó del talento de su madre, le gustaba cuando, en silencio y sin ninguna explicación, aquella le ayudaba a llegar a la casa a escondidas de su padre abriendole la puerta trasera del hogar.
Pero la niña estaba harta de eso, de contar siempre con que los astros se alinearan, con que su padre se tome las dos copas de vino necesarias para que se duerma y no despierte. No era que le tuviese miedo, no. Pero a aquel vejestorio no le agradaba la gente del pueblo, comentaba que eran demasiado escandalosos, muy libres, en especial las mujeres. Y eso era lo malo, lo que tanto hacía que Hyacinth odiara a su progenitor, el hecho de que pensara que el género femenino sólo sirviera para pequeñas cosas, como si estuvieran configuradas solamente para complacer a ajenos. Su madre tampoco estaba de acuerdo con aquel pensamiento, pero jamás lo dijo; “Él nos cuida, nos da un hogar”. Y eso le parecía suficiente justificación como para abandonar su libertad.
Rebecca nunca la había pillado en sus escapes, pero esta vez fue hallada infraganti. La mujer no había ido a detenerla, para nada, sorprendentemente solo colocó sobre Hyacinth un abrigo impermeable.
— ¿Mamá? Estamos en verano, ¡nunca llueve en estás épocas! –
La mujer negó con la cabeza, terca. Y la pequeña, solo para complacerla, aceptó usar la prenda únicamente para satisfacer y tranquilizar la preocupación de su madre.
Fue la noche del solsticio, el día más largo y la oscuridad más corta. Si normalmente bailaban alrededor de la hoguera, esta vez las personas eran las llamas. No existía diferencia entre el fuego y los ciudadanos de blanco que danzaban, decorando con su gracia cada rincón del lugar. Se imaginó, por un instante, cómo se vería su madre si aquellas cadenas impuestas no le imposibilitaran ser parte de aquello. Se preguntaba cómo sería una sonrisa de ella; no de las que le daba cuando le hacía algún dibujo, tampoco de las que regalaba cuando Hyacinth acomodaba su habitación, sino una sonrisa de libertad, de esperanza.
Cuando la noche finalmente había caído sobre la arboleda de Băneasa, la lluvia también lo hizo. Las nubes grisáceas amenazaron al cielo y a las estrellas, les quitaron el bello protagonismo para comenzar a rociar con agua a cada persona que estuviera festejando el solsticio. Lo que parecían ser pequeñas e inofensivas gotas, terminó siendo un aguacero de viento y destrucción. Y cuando la hoguera se extinguió y las personas buscaban refugio bajo la tienda de los locales, Hyacinth supo que era hora de regresar.
No había caído en cuenta de que el cielo se derrumbaba hasta que vio su casa a lo lejos y notó que su madre había sabido sobre la tormenta que se avecinaba, y que por eso le había insistido en que se lleve aquel abrigo ocre que, en aquellos instantes, le abrigaba. Las dudas de Amren crecen, se expandian cada vez más ante estos pequeños descubrimientos que, desde hace antaño, había visto pero jamás sospechado; como aquella vez cuando Hya se había caído de la bicicleta, y Becca ya estaba preparada con vendas y alcohol.
Quería interrogarla, preguntarle cómo lo hacía o que al menos le explicara el porqué siempre terminaba sabiéndolo todo, aún si aquello no había sucedido todavía.
De pie en la puerta, esperó unos minutos, casi una hora. Su madre nunca fallaba, ella siempre estaba ahí, sabía a qué hora Amren volvía, ni muy temprano, ni muy de noche. Lo justo y seguro. Pero no había señales, no hasta que el estruendo de un vaso roto, destrozado contra el suelo, retumbó en las orejas de la pequeña. Un sonido detestable; lo asociaba a su padre, a sus enojos compulsivos.
La castaña asomó parte de su cabeza encapuchada sobre una de las ventanas que daba al hall de la casa; no es que no supiera sobre la extraña relación de sus padres, sobre los intercambios de insultos y palabras; esa era una de las principales excusas por las que Hyacinth prefería huir de aquel caos.
Una mano alzada, una mejilla colorada. Restos de licor bañando la alfombra y la televisión, el aparato tan viejo con el que su padre estaba obsesionado, encendida, mostrando lo que parecía ser una trifecta.
Ella no debía ver aquello, aún tenía que pensar que los moretones que encontraba en los brazos de Becca eran lo que ella decía; “pequeños accidentes con la alacena”. Pero creer algo y verlo eran dos cosas totalmente distintas. El pliegue abierto de la ventana le había dejado oír las voces a la perfección.
— ¡Dijiste que el blanco ganaría! ¡Llevo esperando esta carrera desde hace dos días, confíe en tus tontas predicciones!
La mujer no habló, sólo sostuvo su mano sobre aquella herida que parecía latirle el pómulo. Pero la niña lo notó, vio aquel atisbo de sonrisa que se asomaba sobre su labio. Y Erio también.
– ¿Te estás riendo, Rebecca? – Preguntó, con aquel tono saturado de alcohol, áspero. — ¡¿Lo hiciste a propósito?!
Esta vez no fue la mejilla de la fémina quien sufrió, sino su muñeca; la movió por todo el hall con la ira necesaria como para lastimarla, finalmente empujándola y haciéndola caer contra los muebles.
— ¿De qué me sirves si no puedes usar esa tonta habilidad tuya?
— Ya te lo dije, son posibles futuros, nada es cert…– Becca no pudo terminar de hablar, la amenaza de la varita que Erio asomaba de su chaqueta le bastó para callarse. Sus ojos, sin miedo aparente, continuaban fijados en la puerta trasera, esperando que su hija no fuera partícipe de esto.
Pero lo era. Ella no era consciente de Hyacinth observaba todo con horror, incapaz de moverse, gritar, congelada bajo la lluvia. Hasta que vio los labios de Erio moverse, él como tomaba la lengua de su amada madre, y pronunciaba con total crueldad…
– Sectumsempra – Y Rebecca silenció para siempre y, con ella, todas las respuestas que Hyacinth añoraba.
Pero Rebecca lo sabía, siempre lo supo, ella lo había visto en una de sus evidencias. Lo que su madre tenía no era un don, era una condena.s e e rHyacinth FlamelCephyr
permisos de mención No aplica.
intención de la historia- Ir desarrollando la historia del personaje y validar el hecho de que su clarividencia es herencia directa de su madre. Asi mismo, validar el hecho de que Hyacinth nació y creció en un hogar violento por obra de su padre, quien no solo abusaba fisica y mentalmente de la progenitora de Amren, sino que tambien le usaba para ganar dinero a costa de sus predicciones; por lo mismo Hyacinth no vería el don de su madre de una forma positiva, más bien, le parecia un castigo divino. Igualmente validar la perdida de la lengua de Le vainqueur a raiz de una de las tantas peleas que tuvo con Eros, progenitor del personaje, quien vio todo lo que ocurría tras la ventana (dichas peleas que ya eran costumbres para Amren) (A partir de ahora y en los siguientes capítulos Rebecca no podrá hablar). Por otro lado, también validar y fundamentar parte de la personalidad y el comportamiento de Flamel gracias a su infancia.
- Obtención de pasivas que el equipo administrativo y el validador considere correspondientes a la historia y a las vivencias de Hyacinth.
© code by gwyneth
Edited by Cephyr - 2/4/2024, 05:36 -
.Opprinnelseshistorie;[1983, Rumania]
En el agotamiento que asfixiaba cada parte de su ser, una metamorfosis surgía en su interior. Con una sed voraz de sangre, cada suspiro entrecortado alimentaba la determinación que ardía en su profundidad, tenía que luchar.
Y a comparación de sus enemigos, ella sentía demasiado.
Mientras desgarradores gritos se mezclaban con diversos torrentes estruendosos que acompañaban destellos cegadores turquesa, cuerpos sin vida caían como fichas de dominó; una cadena infinita de almas perdidas.
Su control es nulo cuando entiende lo que ocurre, las emociones la sobrepasan tanto que al igual que sus ancestros, con la cólera desbordando por cada centímetro de su ser, la pérdida de estribos se convierte en una transformación que aunque en otro momento sería majestuosa, en ese instante es monstruosa. Eliminando cualquier oportunidad de tomar un camino diferente a la violencia; de su espalda, unas alas cubiertas de plumas tonalidad perla, poseen su cuerpo, conllevando al toque de sus ojos escarlatas y el reemplazo de sus manos humanas a unas que tienen garras.
La llama de venganza traspasa a la realidad con líneas de fuego que alcanzan al resto de hombres que han matado a su madre, que la han capturado por tanto tiempo. Manipulando el elemento y desplazándose de forma impetuosa, consigue esquivar maldiciones y filosos objetos que con su aquelarre, atacan ferozmente; ella en su forma harpía, ellos con magia.
Con los últimos de pie ahora muertos, todo finaliza. Aquella figura vigorosa, cambia a algo tan frágil y primoroso como el cristal; la transformación tiene un costo alto, con una inmovilización natural, en estado vulnerable está.
Entre los sollozos y la ventisca que les rodea, el brillo tenue que la luna les proporciona ilumina el rostro de un némesis más. Con la integridad que resta, acepta su destino y cuando piensa en lo mucho que amó su poca libertad, un líquido espeso salpicó su cuerpo.
Un ángel o lo que jura que es uno, apareció. Ragnar Grindelwald, actuó en el momento ideal, salvándola de lo que supuso que era su desolador fin. El hombre que la ha ayudado tantas veces, cargó su cuerpo hasta aparecer en el borde de un bosque cercano a su pueblo.
Entre los árboles que se alzan a su alrededor, descansan unas horas sobre la manta de hojas que han caído, mientras advierte como el amanecer avanza, su mente revive la pesadilla que comenzó hace unas horas; es la primera vez que ha matado, y pese al crimen contra su alma, se siente bien.
Crecer escapando la mayor parte del tiempo no otorga una infancia ordinaria, pero ver como su progenitor mató a su madre por su hibridez para después raptarla, simplemente arruinó cualquier posibilidad de una vida normal. En su adolescencia tuvo muchas huidas fallidas hasta que conoció a quien consideró un refugio y el amor de su vida. Con el fluir de los años, el inicio de una etapa diferente de su existencia apareció. Para Greta, Grindelwald se convirtió en un pilar fundamental; compartir a lujo de detalle sobre su historia y sus habilidades gracias a sus orígenes sin sentirse juzgada, la atrapó fácilmente en un enamoramiento absoluto, particularmente por el insaciable deseo de venganza que emergia y compartían, arraigándose a cada parte de su ser.
Con tanta confidencia entre sí, se convirtieron en una mezcla química adictiva, pero nociva; descubrieron los lados menos humanos de cada uno, complementandose para atacar a sus adversarios. Ella donde con una sonrisa y movimientos gráciles que se convierten en un baile, conseguía información valiosa para la formación de sus estrategias, y él con el hogar y su gente perteneciente a Rettferdighet lograban entre las sombras de la meticulosa planificación, ejercer sus habilidades y maestría en la astucia para conseguir sus objetivos con actos perfectos sin huellas dejadas a su paso.
Pero en los oscuros escenarios que se crearon por cada vendetta, los actos se encierran en un eterno círculo, en el que cada represalia genera un anhelo de revancha, maquinando un destino ineludible de retaliación perpetua. Si bien la pareja fue tanto impecable como poderosa gracias a su destreza desarrollada y conocimientos variados, nunca pudieron prevenir el cambio que repercutió a un nivel inimaginable.
Bajo la conexión que denominan única, con una complicidad divina, el universo conspiró para notificarles que Greta estaba embarazada; sin saberlo, su heredera desenlazó el inicio del fin.
[1986, Noruega]
Un mapa sobre puesto en la larga superficie de madera se mantiene sujeto, unas cruces marcadas resaltan del pergamino con un tinte carmesí las cuales adornan diferentes áreas de toda Europa. La junta está proponiendo diferentes estrategias para la siguiente caza pero la oficina es irrumpida, tan pronto Greta aparece, la reacción de los espectadores cambia drásticamente.
Las emociones de los presentes son diferentes, la tensión se hace presente; las miradas de los que no se ven atraídos son notorias entre ellos, parecen serpientes con sus siseos en susurros mientras los que sí, son seducidos por el templo de la mujer que se ha internado. Es curioso como el bullicio ha parado por la atención que le dan a la cobriza, la noruega disfruta de ser el centro de atención, aun cuando no suele admitirlo. Por otro lado, el hombre que está en la otra punta del salón sí que lo sabe, así como sabe el peligro que puede llegar a ser, razones por las que se enamoró de la recién llegada.
Al ya estar completos, la junta se reanuda para continuar discutiendo en un profundo odio y disgusto, el tema de la gran cantidad de muggles, squibs, híbridos, seres y magos con habilidades que están en Inglaterra, nada nuevo. Su plan se va armando como usualmente hasta fijar una fecha, y seguramente si las cosas no hubieran cambiado drásticamente, lo habrían logrado como en el pasado. Sin embargo, esa noche es la última vez que Greta es vista por cada uno de los integrantes de Rettferdighet. Incluyendo al primer buen hipócrita que conoció la fémina, Ragnar, también conocido como su esposo; jefe de ese clan.
[1986, Rumania]
Meses habían pasado, búsquedas habían ejecutado. Ragnar no pierde la esperanza, cada día que pasa siente un infierno pisarlo. Su instinto no se equivoca, nunca lo hace pero la última vez estaba tan absorto en ella que algo le impidió insistir con la espina que se había generado un tiempo atrás, ¿cómo a un cazador altamente entrenado, se le había escapado su presa principal?
El rastro de Greta Vinter desapareció.
O eso logró la mujer hacer parecer.
Nadie sabía el motivo real, pero sólo habían dos opciones: Un secuestro por sus enemigos en común o su huida, y todos se negaban a aceptar la última de las opciones, así fuera la mismísima verdad.
[1987]
Si años antes le hubieran preguntado a Vinter si tendría alguna vez un descendiente, su respuesta inmediata habría sido un no rotundo, pero cuando llegó el momento, su mundo se transformó en totalidad; la venganza que tanto planeó no fue del todo completada y si su secreto se revelaba, costaría más de una vida. Es por eso que no dudó en escapar de su pasado o hacer el intento de darle una mejor vida a la criatura que llevaba en el vientre, aún si eso significaba dejar a la persona de la que se enamoró, sabía que él jamás cambiaría y que nunca dejaría a su clan detrás, al final todo regresaba a sus raíces.
[1987, Diciembre]
El ciclo finalizó y entre los últimos gritos de labor por parte de la madre con el invierno calando los huesos, el nacimiento de Skađi llegó, cuando la pequeña fue visible ante los ojos de los presentes, la conexión veela fue evidente.
Sin embargo, lo que se suponía que sería una noche donde la esfera plateada abrazaría a la nueva vida, la felicidad nuevamente se vio eclipsada por la penumbra de la verdad; su mejor amiga se posicionó frente a su cama en compañía de su pareja, la gente que le ha dado apoyo por los meses que se ha escondido.
No son necesarias las palabras, mientras mece a su recién nacida, Greta ha reconocido el sello del pergamino que tiene en su mano así como la paranoia con la que ha entrado; siempre ha sido alguien inteligente y por eso sabe que es el momento del plan b, conscientemente su vista exhausta viaja hasta Agda Olsen, el intercambio de miradas es suficiente, lo acordaron antes: En caso de que el clan estuviera cerca, Greta se despediría de su hija por unos meses. Al ser Skađi lo que más importaba, tendría que dejarla para salvaguardar su bienestar.
Con todo en marcha, a la semana siguiente partió de la vieja cabaña, decidida a alejar su rastro de su tesoro preciado, sin imaginar la próxima traición que le costaría absolutamente todo.Forbindelse: kapittel 1.Julio 13, 2000 ; Verano. | 6.03.24
Espíritu libre que rodeado de barrotes está, busca inalcanzables salidas que jamás servirán.
En su rebeldía un respiro da, pero su responsabilidad, a la realidad la trae.
Un pergamino es testigo de su evolución, y aunque ella no es consciente, es el primer paso de su revolución.
☽ ——— ☾
En el transcurso de su estadía en Hogwarts, Azrael se convierte en un confidente cercano; no hay explicaciones, simplemente son situaciones que cercaron su relación. Pese a que las instrucciones de sus padres están grabadas en su mente, su curiosidad y el deseo de ayudar, ganan en esa balanza para descubrir la inquietud de su amistad. Aún si es poner en riesgo su propia máscara.SPOILER (click to view)El roleo específico de mi hibridez, es desde la captura número 3 a la 10.Det første steget: kapittel 2Junio 01, 2001 ; Verano. | 26.03.24
¿Cómo se supone que debe sobrevivir la pre-adolescencia sin un guía? Si fuera una simple bruja o incluso una no-magic, sería mucho más fácil que ser híbrida. Las emociones se sienten cada vez más intensas, la mixtura de ello con las dudas no resueltas, hacen un desastre sin rumbo que podría derrumbar todo a su paso sin ni siquiera desearlo. El tiempo que pasa en biblioteca, no le da lo que busca, pero las palabras de su padre, sí que le otorgan un mantra al que se puede apegar para intentar llenar los vacíos que hay en ella.
En Durmstrang encuentra un lugar solitario, en el que su estadía, pudo explotarlo hasta convertirlo en un espacio seguro.
Con el constante recuerdo de lo que sus padres le recordaron, Grindelwald se animó a intentar formar rayos en un máximo punto de concentración, y después de varios intentos, conseguiría lograr exitosamente uno, con el costo de la fuerza de su cuerpo.utvikling; kapittel 3
Julio 16, 2002 ; Verano. | 18.04.24Incógnitas.
La sensación de no tener respuesta se siente como una densa niebla que solo frena para que no puedas avanzar y Skađi se sentía justo así, ¿por qué sus padres nunca la prepararon para eso? ¿no deberían ser ellos los que le otorguen un manto cálido que la haga sentir lo suficientemente segura para estar bien?Llamentablemente parece todo lo contrario, siguen los susurros que perpetran su zona calmada, perturbándola lo suficiente para querer huir de sus problemas y olvidarse que justo ella es el verdadero enigma.
Sin embargo, en su investigación, encontró algo más allá que solo la tempestad personificada; una protección a las gotas de lluvia que buscan sabotearla... poder.
Ahora sabe que su magia puede formar fuego, mismo elemento que yace latente en su interior en espera de ser aclamado por su dueña absoluta, tan rápido como un chasquido que miles de ideas aparecen para quedarse.
Floreciendo, Grindelwald encuentra algo a lo que puede aferrarse, y es así como experimenta después de usar su proyectil incandescente con su propia piel y mente.SPOILER (click to view)© by Jinx
Edited by Rhamnusia - 18/4/2024, 14:11 -
.edited astrollet
code by gwynethCual espejo, reflejo, anhelo y deseo;
entenderme, como te entiendo a tí.
It's onyx flamel, a level two, empath.E ra de noche, la noche más gélida del invierno. La más decorosa, la más inhóspita. El velo del manto platinado de la luna cubría la piel porcelanosa de Lorelaine; entre sus falanges llevaba la mano más pequeña y diminuta de su hija, Onyx. Marcaban un paso lento, cada pisada era delicada pero sus pasos eran pesados al concurrir su marcha. La mujer no podía evitar sonreír al ver a su creación; eran iguales, sus dedos paseaban cada mechón platinado, acomodando su infantil peinado, un beso casto, entre sus cabellos, una sonrisa; la calle estaba vacía, era un momento tan cándido, y hermoso, especial; un escenario perfecto para una tragedia.
Artyem miraba con una admiración inolvidable a su madre, creía que en su infantil mente podía comprender el por qué de sus actos; el por que de su repentina ida. Tenía alrededor de ocho años, pero no podía evitar creer que aquellos ojos perdidos en los suyos tenían una razón para alejarse de ese lugar, el mismo donde ella había colapsado. Pero, no, no entendía nada, su corazón no quería culpar a su madre. ¿Por qué no podía ser igual que los otros niños? ¿Por qué siempre tenían que estar huyendo?
Su sonrisa calma sus dudas, cree que siempre ‘mamá’, tendría la solución. Confía en ella, sobreentiende que esto; y todo lo demás es por su ¿bien? El par cruza el umbral de uno de las tabernas más alejadas de la zona mágica, sus ojos no dejaron de detallar sus rasgos en cada uno de sus pasos, parecían magnéticos, parecía reconocer algo que ni la pequeña podía llegarse a imaginar. Las mesas estaban vacías, a propósito. Onyx tenía reglas impartidas, una era evitar las aglomeraciones, nunca tuvo las razones, pero siempre obtenía las experiencias.
—— Oh, mi querida Perla, no debiste insistir en ir. —— Un golpe seco, un recuerdo fresco. La menor sonrió inocentemente, cómo le pedías no explorar a ese par de ojos curiosos. Se disculpó con su madre, por quinta vez, no quería decepcionarla, le debía que la hubiese sacado de ese embrollo como siempre. Pero, ella no tenía culpa, no pensó que fuese a implosionar.
— Ruth and Denisse Theather, un par de horas antes.
Las luces centellantes del show parecía estar en su furor máximo, los bailarines; los asistentes, estaban al borde de un éxtasis aclamado, en su último acto, sus pasos eran gráciles, el derroche de energía les hacía sentir aquello como su último momento, no había ni una sola alma que no estuviera conectada con ello; Onyx estaba maravillada, sus grises pupilas no podían separarse del centro del escenario, los diálogos y su poética, su capacidad de entregar hasta el último de su cansancio por su único y último show. Entre la euforia, el caos nació, pues; Artyem sintió una falla común, un centelleante ruido comenzó a implantarse en sus oídos, el cansancio corporal; las luces centelleantes ya no eran centelleantes, eran puntos coloridos que no debía ni le permitían ver, toda la escena pasó a ser parte de la historia; veía colores; más y más colores, manifestaciones erradas, voces más fuertes, emociones incontrolables. ¿Eso lo sentía ella? escuchaba los murmullos, escuchaba más voces, sentía su corazón bombear más rápido, y sus manos más lentas. Sentía que la piel le quemaba, hormigueos, se sentía en el mismo lugar que todos. Podía sentir sus pisadas, sus dos pies acomodándose de pie; había terminado. Veía todo dorado, amarillesco, por un par de segundos. Hasta que los aplausos llenos de euforia y gracia hacía el show, fueron al unísono que la cabeza de Artyem golpeando el suelo parcialmente, había excedido su primer límite.
El tiempo en la taberna se hizo un recuerdo más en su memoria, su madre decidió restarle culpa; era una niña. No lo entendería, a pesar de que ella sí, a pesar de que sabía que tenía que protegerla, a pesar de que sabía que tenía que irse. Loraleine le dió un par de caricias extra en el cabello, tranquilizandola. Dándole el alivio que buscaba, era su despedida. Insonora, en sus ojos se acunan lágrimas saladas, un llanto inmutable, se sentía culpable, no sabía como explicarle su origen; no podía explicarle que la empatía sería su salvación y su condena y que fuese cual fuese, ella no estaría para presenciarlo.
Transilvania, Rumania – Hoai Bacui, 1995.
El tacto suave de una mujer la saca de sus pensamientos, tenía un aspecto más avanzado de edad, parecía ser la mayor entre el grupo; en su mayoría mujeres, de distintas edades. Ninguna tan pequeña como ella, ni tan avanzada como la amable mujer; se presentó con el nombre de Sagrid, prometiendo sus cuidados hasta el fin de los días, una incógnita atraviesa su mente como una bala, realmente, por qué ella era devota a protegerla sí no la conocía; sus dudas crecían y el tiempo también lo hizo a su alrededor, pues aquél incómodo lugar, pasó a ser incluso su hogar en los días más bruscos y áridos, entre sus charlas comunitarias con mujeres que parecían tener semejanzas, con consejos diarios; reflejos de sí misma en aquellas almas femeninas, dejó de ser una molestía verse ahí, entre su amabilidad y sus cálidos cobijos.
Ocasos, amaneceres, atardeceres y noches, completaron su rumbo dando lugar al décimo cumpleaños de Onyx, en un eclipse; transformando el sol en aquél astro plateado, los ojos brillantes en un velo de agradecimiento, y belleza reflejaban la llamarada central que consumía la madera en la fogata; el festival de los vestuarios blancos de las mujeres que parecían no dejar de danzar; el canto característico; los instrumentos que llenaban el lugar de un sentimiento colectivo de festividad y regocijo, era por ella. Se sentía rara, no pensó considerar a esas mujeres como iguales, podía ver una parte de su alma; podía detallar sus emotividades como calcas en un mapa geográfico, podía sentir las estelas de luz andando en cada paso que daban para continuar la danza circular; de a pocos, una sensación ya reconocida comienza a acunarse en la boca de su estómago. Iba a suceder, de nuevo. Pero ahora no tenía una mano que sostener, Loraleine se había ido, con ella la guía a las luces estridentes, los colores en sus ojos; la descarga emocional, el hormigueo; las partes dormidas, ya no era dorado; ahora eran distintos colores, veía sombras coloridas, estelas; no eran ilusiones, estaban ahí y ella podría jurarlo, lo juraría, claro; cuando despertase.
Al aperturar sus ojos, se vió en una sala más acogedora, su instinto buscó a su madre; no estaba, pero, en cambio, estaba Sagrid, la cual la observaba en silencio, dubitativa, parecía pensar de más y Onyx parecía entender menos y sentirse menos, su tristeza se acoge entre su piel, sintiendo extra limitadamente en sus huesos, sentía su tristeza y la preocupación de Sagrid. Su gélida voz, descolorida, poco melódica salió; no sabía por qué hablaba así.
—— ¿Tú también te irás? —— preguntó. Pues creía que parte de ese poder, era una condena; podía sentir a las demás personas como a ella misma, sus emociones, sus dolores, sus preocupaciones y angustias. Felicidades, rencores y regocijos. La superaba, la desbordaba hasta hacerle explotar; y quizás en ese momento podía entender a sus padres, quizás esa era una razón suficiente para abandonarla.pasivas / niveles generales desbloqueadas
NVL ACTUAL: II — ¿Esto tiene una ventaja?
৻ Pasivas generales- pasiva “Ser emocional” Durante toda tu vida serás conocido como alguien que tiene sentimientos a flor de piel. La gente podrá optar por verte como alguien delicado, interesante y/o molesto. Tus relaciones personales tenderán a ser más realistas y duraderas, teniendo en cuenta tu capacidad de entendimiento mutuo. Conforme vayas desarrollando el control de tu habilidad, pasarás a ser reconocido (dependiendo del alcance que busques) por tu círculo cercano o la comunidad como un gurú de las relaciones interpersonales y un buen mediador.
- pasiva “No puedo con esto” Siempre fuiste alguien sensible, pero nunca imaginaste estar al borde del colapso por las vivencias de otras personas. ¿Por qué te afecta tanto?. Cada que reacciones de forma exagerada ante situaciones ajenas pasarás a adquirir un estado de melancolía y vergüenza durante 2 días OFF. En caso de ser algo recurrente por estar rodeado de un ambiente desequilibrado, pasarás a adquirir un estado de locura y malestar que terminará hasta recibir su tratamiento correspondiente en Enfermería/ San Mungo. [Hasta el nivel 2].
- pasiva “Conflicto interno” En un principio no sabrás diferenciar en donde comienzan tus sentimientos y en donde terminan los de los demás. Durante los primeros niveles procurarás ser reservado respecto a tus emociones, sabiendo a buen recaudo que puedes ser influenciado. Dependiendo de tu personalidad, sentirás más apego/rechazo hacía ciertas personas dependiendo de los sentimientos que tengan tus amistades hacía ellos, sin embargo, no sentirás la necesidad de expresarlos hasta no tener en claro si en verdad es tu sentir. [Hasta el nivel 3].
- pasiva “Te comprendo” Al ser capaz de saber que siente el otro tendrás más posibilidades de éxito al momento de intentar llegar a un acuerdo en las discusiones, siempre y cuando uses esta información extra a tu favor. Durante los niveles 1 y 2 tendrás un +2 en toda acción resolutiva. Durante los niveles 3 y 4 este número pasará a un +3 y en nivel 5 será de un +5.
- pasiva “Emociones sin secretos” Llegada a la cúspide de tu desarrollo [nivel 5] podrás darte cuenta que las personas son libros abiertos. Si bien no podrás leer la mente como los legeramentes, podrás saber sin problemas el sentimiento y origen del mismo centrándose en la persona que desees, independiente de la intensidad. ¿Preguntarás al respecto? ¿Intentarás solucionar o ayudar a alguien con esa información?, lo único cierto es que deberías tener cuidado. A nadie le gustan los chismosos, y ciertamente las emociones son algo muy íntimo. La gente podría sentir rechazo a tu persona dependiendo de la confianza que te tengan y la situación. Si el rechazo que sienten hacía ti llega a ser mucho, serás incapaz de leer sus emociones.
Edited by llet's. - 7/5/2024, 07:34 -
.© Edited and created by -Hot Soup
Edited by levhyatan - 19/4/2024, 01:45 -
.About the artisthistoriael origen
Edited by Gwyneth - 12/4/2024, 04:44 -
.the tapestry of faithoff hiraeth.on maisie harlow gaunt.ficha clic aquí.intención de la historia
- Validar el orígen de la clarividencia de Maisie.
- Dar inicio al camino de Maisie como clarividente, validando que ya ha recibido la primera advertencia de su guía espiritual.
- Pasivas correspondientes, ya sea vínculado a la pasiva HCH "Cargas oníricas" o al nivel. Lo que vea pertinente el validador.
links importantes
in time i'll see beyond the pale
into the unknown
orígenes.
Está en la naturaleza humana buscar entender todo, por eso, saber que algo estará siempre fuera de nuestro entendimiento absoluto es aterrador. El tiempo es uno de esos conceptos. Comúnmente se percibe como algo lineal e infinito, el tiempo avanza y deja atrás todo a su paso, imposibilitando el retorno a lo que alguna vez fue. Otros piensan que es cíclico, que los eventos del pasado, presente y futuro están interconectados en un bucle eterno. Algunos rechazan completamente la idea de que todos experimentan el tiempo de la misma forma, considerándolo algo completamente relativo.
De cierta forma, hay ciertas nociones dentro del tiempo que parecen… prohibidas. Retroceder, avanzar por encima de lo natural, incluso si no es experimentarlo, si quiera percibir el pasado o el futuro parece innatural y, en el caso del relativismo, acceder a la iteración personal del tiempo de alguien más parece intrusivo.
Pero suficiente sobre el tiempo, ¿qué tal el destino? Ambos entes están irremediablemente entrelazados y son igual de incomprendidos. Existen tantas teorías sobre el destino como sobre el tiempo. El efecto mariposa, por ejemplo, dice que si hicieras pequeños cambios al pasado, el futuro sería absurdamente diferente. Sin embargo, hay quienes consideran que el destino está escrito en piedra: naces y tu trayectoria en la vida está ya lista, simplemente esperando a que te dignes a seguirla.
Lo último es algo que a nadie le gusta pensar. El ser humano detesta no sentirse en control de sí mismo, de sus acciones, de su destino. Seguramente ese sea el motivo por el que existe tanto rencor hacia el tiempo; es imposible de controlar y solo parece arrebatar, arrebatar seres queridos, arrebatar momentos felices, arrebatar vidas.
Por esto algunas personas se aferran a sus decisiones del día a día, todo con la esperanza de tomar las riendas de su futuro. Incluso de esta forma es inevitable tener arrepentimientos, momentos de “¿y sí…?”, “si hubiera sabido lo que sé ahora”, etc… Es una carga enorme que reposa imperceptiblemente en nuestros hombros día a día, pero no para todos es tan imperceptible.
Por lo menos para Amelia, la abuela materna de Maisie Harlow Gaunt, no resultaba imperceptible. Había nacido con el “don” de la clarividencia. Sí, entre comillas, porque no era precisamente algo positivo para ella. No lo fue al inicio, eso seguro. La carga sobre sus decisiones se había triplicado, el conocer exactamente lo que iba, no, podía pasar era abrumador. Las visiones del futuro solían ser inciertas, si veía algo malo tenía que hacer todo lo posible para evitarlo, si veía algo bueno tenía que asegurarse que las decisiones para llegar a ese destino fueran tomadas. Era exhaustivo.
Quizás por eso, eventualmente, se retiró de intentar hacer el bien con su don. Y no, no es que haya empezado a ejercer el mal con aquel poder. Simplemente… se lo tomó más banalmente, para un beneficio propio más que uno general. Amelia era una periodista, después de todo, y aquella habilidad le daba una ventaja inigualable en su campo.
Claro que sus predicciones no siempre eran acertadas, pero lo fueron las suficientes veces como para que empezara a tener algo de renombre dentro de la comunidad periodística. Era normal, Amelia y su equipo usualmente llegaban mucho antes que cualquier otra persona en escena. No hay mejor manera de ser la primera persona en tener una primicia que saber que va a ocurrir antes de que realmente ocurra. Incluso se rumoreaba que escribía distintas versiones de un mismo artículo para poder sacar la noticia casi al segundo.
El día de su fallecimiento la comunidad mágica lamentó perder una fuente de información tan rápida y eficaz. Al ser una habilidad increíblemente rara, era muy poco probable que alguien usándola de aquella forma se volviera a repetir. Y tenían razón, era muy poco probable, pero no imposible.what a strange thing it is
to dream and forget
marzo, 2000.
Hay una dificultad particular en discernir que un sueño no forma parte de tu realidad cuando experimentamos un sueño semi-lucido. A Maisie le ocurría precisamente eso aquella noche, para ella, estaba dando un paseo común y corriente en un parque inexistente en el mundo real. La única particularidad en lo que veía era que su visión tenía cierto grado de borrosidad, por lo menos hasta que otra persona la interrumpió.
Entrecerró los ojos, ¿Era una persona de verdad? Algunos de sus rasgos eran demasiado peculiares para que fuera completamente humana, como una hadita pero del tamaño de un humano. La realidad es que era una ninfa, algo no reconocible para aquellos, como Maisie, que no tenían cierto grado de conocimiento en mitología griega.
Gaunt ladeó la cabeza de forma inconsciente, una acción realizada por la confusión que le provocó la abrupta interrupción por parte de la ninfa. Esta última alzó su mano con delicadeza, llevándola hasta el rostro de Maisie y, con delicadeza, dirigió su atención hacia otra cosa… o más bien, a otra persona.
Ahora en su campo de visión se encontraba una señora de mayor edad, sentada en una mecedora a la vez que tejía algo. La señora parecía concentrada en su tarea hasta que alzó la mirada, llevándola hacia Maisie.
— Parece que va a llover.
Esas fueron las únicas palabras musitadas por la mujer. Maisie frunció el ceño, todavía más confundida que antes. Iba a preguntar algo pero, al dejar de ver a la señora, se percató de que la ninfa ya no se encontraba más frente a ella.
Finalmente Maisie se despertó, no estaba extrañada porque no recordaba mucho de su sueño, pero una sensación extraña se asentó en ella. No le prestó mucha atención y continuó su día con normalidad, era un fin de semana por lo que, a menos que surgiera algo que indicara lo contrario, no tenía nada que hacer.
Después del desayuno Maisie se decidió por dar un paseo por Londres; alzó la mirada al salir de su edificio: el cielo estaba grisáceo. Tras pasar por su café de confianza decidió seguir su camino por el parque de Claremont Square. Mientras estaba ahí se percató de que había un grupo de señoras en una clase de crochet al aire libre.
Si de por si la actividad resultaba curiosa para Maisie, algo que cautivó su atención fue que una de las señoras estaba en una mecedora. ¿Quién llevaba una mecedora hasta el parque? Debió haber sido mucho esfuerzo, sobre todo para alguien de su edad. ¿O alguien la habrá ayudado? La cabeza de Gaunt estaba distraída con aquella clase de preguntas por lo que se sobresaltó cuando la señora la vió. Sin embargo, la misma no reclamó a Maisie por quedarsele viendo tan groseramente, simplemente dijo:
— Parece que va a llover.
Una sensación de déjà vu envolvió a Maisie, un escalofrío recorrió su cuerpo entero y la sensación extraña que se había asentado en ella por la mañana se intensificó. Gaunt incluso pudo sentir su respiración entrecortada un breve instante, ¿por qué aquella frase le resultaba tan familiar?
— ¿Cómo?
La pregunta salió de forma involuntaria de los labios de Maisie, fue una pregunta instintiva, realmente no a lo que decía la señora si no al sentimiento provocado por ello.
— El cielo, está gris querida, espero que lleves un paraguas.
— Oh, no sé preocupe, me las apañare. Disfrute de su clase de crochet.
Maisie sonrió amablemente a la señora antes de apresurarse avanzar en su recorrido, que situación más curiosa. Pero… bueno, un déjà vu puede ocurrirle a todo el mundo, ¿verdad?