❪ ✶ ❫ — 𝐂hamps gotta start somewhere, right?

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    champs gotta start somewhere, right?
    cap. 0: alexander crane
    1:47
    4:07

    2002


    Alarmas encendidas. La comunidad inglesa parecía estar patas arriba con la aparición de un listado que parecía condenar a aquellas personas dotadas de cualidades mágicas excepcionales. Entre los nombres inscritos en tal documento, figuraba el de ‘’Alexander Crane’’ como uno de los más importantes gracias a su precio elevado, sin embargo, el joven apenas parecía prestar atención a esta distinción, como si el precio asignado a su singularidad no tuviera peso alguno sobre sus hombros. Esto quedaba patente en cuanto toma la decisión de indagar al respecto, fijando como objetivo el callejón Knockturn, generalmente allí sucedían todo tipo de ilegalidades y era él lugar perfecto para acunar un proyecto como el de la lista, decisión que tomaba sin apenas titubear, mostrando una confianza en sí mismo que se reflejaba en la simple y única medida de seguridad que tomó; cubrir la gran mayoría de su cuerpo usando prendas oscuras, después de todo, se había demostrado a sí mismo ser capaz de defenderse al batir en combate a uno de los malhechores que previamente había intentado cobrar su recompensa, en caso de que sucediese una vez más, sería tan fácil como volver a hacerlo en caso de que uno más de ellos se presentase ¿Verdad?

    Recorrió las calles londinenses con el pecho en alto, cargado de seguridad y coraje, sabía bien donde encontrar el lugar que buscaba, así que no pretendió tomar ningún desvío, sino calcar con sus pies el mismo camino que recorrían las cientos de personas que concurrían el callejón, en busca de algo que llamase su atención. Todo transcurrió con normalidad los primeros cinco minutos de caminata, hasta que, sagaz, y consciente del peligro que corría, logró advertir una presencia más que sospechosa, cada prenda expresa la necesidad de ocultar su identidad, una necesidad compartida pero llevada a extremos que le hacían dudar de la moralidad de aquel individuo en particular, continúa con su caminata, que dejaba de tener sentido, eligiendo calles y callejones aleatoriamente, intentaba perderlo. Cada reflejo en su entorno se convierte en un aliado que le facilita la tarea de vigilar al desconocido, no tarda en convencerse a través de la intuición de que, efectivamente, le estaba siguiendo, y sin demora, el sujeto llega a la conclusión de que ha sido descubierto, se dispone a atacar, y en respuesta, Crane acelera, dando inicio a una frenética persecución en pos de la supervivencia. Dejándose guiar por su propio instinto y teniendo como única referencia con respecto a la ubicación de su persecutor, el sonido de sus pasos, intenta deshacerse de él con giros rápidos con que logra crear una brecha entre ambos suficientemente grande como para considerar como opción el entrar a una trampilla, cuya entrada yacía entreabierta, pareciendo invitarle a refugiarse, duda por un segundo, pero recuerda que no hay tiempo para dudas, corre desesperadamente en la dirección en que este estaba, lanzándose a su interior sin meditarlo.

    Vacío y una caída que parece eterna es todo lo que encuentra, sus gritos de desesperación sofocados por la falta de aire, la poca luz que tenía desaparecía progresivamente a la par que caía por lo que parecía ser un infinito túnel. Finalmente, el impacto brutal sacude su cuerpo cuando su espalda choca violentamente con lo que parece ser tierra firme, un quejido escapó de entre sus labios mientras se retuerce, ojos cerrados, que aprieta con fuerza como si le ayudase a mitigar el dolor, no sabía dónde se encontraba, pero el agudo dolor se convierte en su única realidad, eclipsando cualquier otra preocupación durante el tiempo que se toma para recuperarse. En cuanto es capaz de tolerar, uno de sus ojos se abre, con lo primero que se encuentra es con un sinfín de rostros desconocidos que le acusan con la mirada y parecen debatir acerca de qué hacer con él, poco puede escuchar puesto que uno de ellos se toma el atrevimiento de golpearle al darse cuenta de que les escucha, arrebatándole la poca consciencia que conservaba, lo poco que había logrado ver le daba a entender que estaba en una bódega.

    De vuelta en sí mismo, termina por inspirar desesperadamente, sentándose sobre la plataforma de piedra en que descansaba, al abrir sus ojos se lleva un susto de muerte, encontrándose a tan sólo un par de centímetros del rostro de un hombre negro, poco agraciado, que parecía observarlo de cerca, esperando a que despertase, perturbador, sus ojos se abren como platos, sigue al sujeto con la mirada, que se mueve alrededor de él, aparentemente analizándolo, él intenta hacer lo mismo pero víctima del desconcierto, apenas puede concentrarse.

    — ¿Quién eres? ¿De dónde vienes? ¿Qué quieres? ¿Cómo encontraste este lugar? — Invasivo, pero no agresivo, el hombre se abalanza sobre el rubio, bombardeando con preguntas que apenas sabría contestar, y con voz temblorosa y apenas coherencia, logró explicar lo poco que sabía, se sentía amenazado.

    — Estuvieron a punto de hacerte pelear con un graphorn, blanquito ¡¿Qué sería de ti sin mí?! A esta hora estarías en sus tripas ¡Pero afortunadamente estás aquí conmigo! Así que compórtate bien ¿Sabes hacer magia? ¿Sabes luchar? ¿Sabes robar? — Parecía ir a un par de revoluciones más de las que Alexander podía asimilar en ese estado, agita su cabeza, tratando de encontrar la plenitud de sus sentidos, responde a cada una de las preguntas que se le formulan con sinceridad, a pesar de todo el caos, logra llegar a una conclusión simple: Si quisiese hacerle daño, ya lo hubiese hecho.

    — Levántate. — Atiende a la orden tan rápido como puede, se coloca de pie y estático, cuál elemento militar, espera a más indicaciones.

    — Pelea. — El anciano parece retarlo con la mirada, pero no se conforma con eso, se abalanza sobre él intentando golpearle con su bastón, la reacción instintiva del adolescente es conjurar, utilizando sus propias manos desnudas como canalizador — ¡Flipendo! — Suelta, y efectivamente, sin dudar, anteponiendo su propia seguridad. Hace retroceder al de edad madura, lo que podría ser un golpe fulminante para alguien en un estado físico tan deplorable como ese, apenas parece afectar, apoyado en el muro detrás suya, dibuja una sonrisa creciente en su rostro, que desprende el mismo brillo que sus ojos, parecía haber visto a dios mismo.

    — ¡¿Quién lo diría?! ¡En Londres también hay gente talentosa! ¡Peleas mañana, hijo mío, vamos a forrarnos! — No entendía nada ¿Pelear? ¿Con quién? ¿Por qué? Necesitaba explicaciones, pero nadie se las iba a dar, el anciano lo abandona en la habitación y pasa el resto del día preguntándose como había terminado en esa situación, al mismo tiempo en que valoraba un posible escape, que se habría atrevido a llevar a cabo si no fuese porque ese anciano parecía estar de alguna manera vigilándolo y aparecía cada vez que se acercaba a la salida de ese lugar, escoltado por un par de sujetos de gran envergadura, parecían de su misma etnia. Pasó el día entero dando vueltas en esa habitación, apenas pudo dormir sobre ese sólido pedazo de piedra, y el desconocido tan sólo aparecía para traerle comida y sus intentos de fuga.

    La noche cayó, y así mismo el alba, podía saberlo por la luz que se filtraba a través de un agujero, pérdido entre pensamientos, se sobresalta por el estrepitoso devenir de un nuevo capítulo en su historia. El mismo sujeto que lo había visto despertar lo lleva casi a rastras a través de un túnel, escucha gruñidos y gritos ininteligibles, pero no ve absolutamente sino hasta que siente la ausencia del áspero tacto ajeno, un escalofrío recorre su cuerpo entero y las luces se encienden, revelando un escenario completamente distópico, una jaula considerablemente grande los encerraba a él y a un hombre unos cuántos años mayor que él, un par de centímetros menos altos y unos kilos más que él, suponía que iba a ser su rival, pero ni siquiera podía concentrarse en él, anonadado por lo surrealista que resultaba el escenario para él, no es capaz de reaccionar a la grave voz que anuncia el inicio del combate, y ese es su primer error, un golpe seco en su rostro termina por derribarlo y agradece a su instinto el haber reaccionado lo suficientemente rápido como para evitar que aquel hombre terminase encima suyo, él ya había estado en un par de peleas, pero no en ninguna como esa, era un completo desconocido, no estaba seguro de qué hacer, los golpes caen uno tras otro y apenas puede asimilar que está en un combate, están trapeando con él, lo que antes eran un montón de bárbaros del público emocionados por una pelea, luce como un montón de puntos negros. Reacciona, se exige a sí mismo.



    About the artist
    Alexander M. C.
    schlenwetten


    intención de la historia En este capítulo se pretende:
    • Validar que Alexander encuentra un lugar escondido de la vista pública dónde se llevan peleas clandestinas, de las que empieza a formar parte.

    • Validar que que conoce a Didier, (npc anciano) mago africano y abindigente, que entiende fácilmente su habilidad al verle hacer magia sin su canalizador, y por lo tanto, ve en él potencial como peleador.

    • Obtención de las pasivas que moderación considere pertinentes de acuerdo al contenido de la historia.
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    cap. 1: alexander crane
    1:47
    4:07

    2002


    Puños de plomo, así los sentía, aterrizando uno tras otro sobre su cuerpo y obligándolo a retroceder, por más que intentase se sentía arrollado por la picardía y él impiadoso azote de su contrincante, que a diferencia de él, parecía no necesitar siquiera detenerse a pensarlo para acometer en su contra. Benevolente e inexperto, no tenía la más mínima idea de cómo ayudarse a sí mismo en esa situación en que se encontraba paralizado, víctima del estado de shock que suponía para él encontrarse con un escenario tan duro en el que nunca, y de ninguna manera había imaginado estar, el tiempo no se detiene, y esta vez le juega a favor, cuánto antes acabase, mejor para él, pero no sólo se trataba de eso, cada segundo era un golpe y cada golpe iba cargado con el deseo de no recibir el siguiente, pronto es capaz de agudizar sus sentidos y al menos verlos venir, apenas tiene técnica pero cuenta con la velocidad suficiente para evitar ser alcanzado por unos cuantos de ellos, pero no se trataba sólo de huir, lo comprobó cuando de nuevo, siente el impacto, más fuerte que los de antes, tal vez fallar incrementaba las ganas de matarlo de su rival, que probablemente, no esperaba que acertar un golpe así de contundente le fuese a jugar en contra.

    Sangre, cálida, la siente correr desde su sien hasta su mandíbula, y puede escucharla perfectamente estampándose melodiosa contra el suelo, tiene que comprobarlo por sí mismo, su mano va hasta su propio rostro y remoja su índice con el líquido carmesí. El mundo a su alrededor parece detenerse en cuanto puede verla, sus ojos se abren como un par de platos, la adrenalina se dispara, su instinto de supervivencia se activa, los nervios y su piadosa dinámica defensiva parecen desaparecer en un abrir y cerrar de ojos. Sacude su cabeza, marcando el inicio de un cambio.

    — Caput mortis. — Conjuró, en voz baja y como acto reflejo, canalizando su flujo mágico a través de sus manos, y el efecto deseado se logra, induciendo a su rival en un estado de desconcierto y desconexión, pretendía mantenerlo en secreto pero ¿Cómo iba a serlo con tanta gente viéndolo? Unos cuantos de los espectadores parecían notarlo, pero apenas les importaba, algunos de ellos parecían incluso emocionados con la idea del uso de la magia. Alexander, ahora concentrado en el combate, parecía ser otra persona, su semblante había cambiado totalmente y su lenguaje corporal dejaba claro que más que correr, quería sangre, como la qué él mismo había derramado. Determinado, acierta el más perfecto de los golpes aprovechándose del estado de su rival, su mandíbula parece estar a punto de caerse en cuanto su la mano aterriza sobre ella, se desploma en su frente y sus labios lacerados dejaban caer sangre a gotas sobre el suelo de la arena, el público enloquece, quien parecía en estar siendo atropellado por la ferocidad de su rival acababa de decidir el combate con sólo un gesto, y sin pretenderlo, él había generado altas expectativas en los apasionados del combate que recurrían a ese lugar como medio de entretenimiento ¿Y cómo no? Del sujeto que lo había llevado hasta allí casi a la fuerza.

    Había tomado venganza y se sentía satisfecho viendo lo que veía, a un hombre derrotado, por un momento parecía haber olvidado todo lo bueno que era y estar disfrutándolo, entrando en un extraño trance del que lo alejan las palmadas fuertes y secas del anciano, lo devuelve a la realidad. — Bien hecho, muchacho. — Felicita, y ahora Crane no sabe cómo sentirse, una sonrisa tímida y forzada aparece en su rostro, le sigue en cuanto le ve invitarle a con un simple ademán. — Soy Didier, por cierto. — Ganar parecía haberle dado el derecho de conocerlo, pues finalmente se presenta, y a esa presentación le sigue un sermón de varios minutos muy fácil de resumir: Africano, abindigente, con ganas de enseñar y tener un pupilo, pero también de ganar dinero, se asegura de dejarlo claro con un sinnúmero de amenazas con que pretendía hacer volver al joven a ese lugar, después de haberse encargado de convencerlo de dejarlo salir de ahí, probablemente ambos tendrían un problema si no llegaba a Hogwarts.

    Bajo la promesa de volver con él, Alexander asiste a la academia de magia enfrentándose a un dilema psicológico ¿Tenía un nuevo problema o una nueva oportunidad? Dependería de la evolución, supuso, como también supuso no tener más remedio que enfrentarlo, se prepararía y sacaría tanto provecho de ello como pudiese hacerlo. Sus prácticas abindigentes se vuelven más intensas y enfocadas al combate directo, hechizos de utilidad no servirían de nada cuando estuviese en medio de esa arena una vez, y pronto, se da la tarea de agregar a su rutinario entrenamiento un enfoque físico, también debía aprender a golpear, la magia no iba a hacer todo por él, y en ningún momento olvidó a sus más preciados aliados; los libros, no estaba seguro de qué tan útil podía ser leer acerca de cómo luchar, pero agregó a su lista de intereses de lectura el combate mágico y el boxing, usándolos como inspiración y guía.

    Por sí mismo, y bajo la tutela de Didier, a quien visitaría durante sus próximas vacaciones para su adiestramiento abindigente y combate físico, esperaba poder sacar algo bueno de aquella ¿Desafortunada o afortunada? No lo sabía aún, pero era una nueva historia.



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    Alexander M. C.
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    intención de la historia En este capítulo se pretende:
    • Validar que Alexander durante sus vacaciones participa en combates clandestinos, para los que se prepara haciendo tanto como puede por sí mismo y de la mano de Didier, que lo instruye en duelo mágico y físico, así como para mejorar su abindigencia.

    • Validar que ver su propia sangre en medio de una pelea, resulta como una inyección de adrenalina y le hace perder la cordura .

    • Obtención de las pasivas que moderación considere pertinentes de acuerdo al contenido de la historia.
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    Tu historia ha sido evaluada y validada por el equipo administrativo de HLR. Dado que cada acción conlleva sus propias consecuencias, a continuación te presentamos las derivadas de tu relato.
    • La deadpool list por más que fuese una situación de vida o muerte para la gran mayoría, Alexander hizo a un lado aquella sensación, parecía un bloque inamovible.

    • Aprovechó la situación actual, decidido a ingresar al callejón Knocturn para indagar más al respecto.

    • Una silueta sospechosa junto a pasos acorralantes advierten el peligro que traía Alexander, le estaban persiguiendo. Emprende la huida de la figura, adentrándose en una trampilla en donde cae fuertemente, allí, observa un sinfín de rostros que no daban las mejores sensaciones, añadiendo a esto un golpe que lo deja inconsciente.

    • Al despertar, el rostro de un anciano (Didier, quien se valida su existencia) le regresa los pies a la tierra. Tras una ligera conversación, se ven involucrados entre hechizos. El hombre satisfecho por la manera del combate de Alexander decide mantenerlo en la bodega donde despertó hasta la noche.

    • Es llevado a rastras a un lugar de combates clandestinos (Se valida la existencia del mismo.), donde se ve involucrado en una pelea con un hombre de mayor edad, quien le domina, quedando Alexander bastante golpeado por el duelo.

    • Era una carnicería, Alexander estaba siendo masacrado por su contrincante, sin embargo, el ver el rastro de sangre derrarmarse por su cabeza le motivó a defenderse. Un único hechizo mediante su abindigencia paralizó al agresor, siendo acompañado con un único golpe que lo dejó en el suelo. Alexander terminó ganando el combate.

    • Se valida el nuevo interés de Alexander por el duelo mágico y el combate físico, deseoso de poder combinar ambos de ellos.

    El sonido de una sombra Por más que hayas decidido mantenerte al margen de la lista, tuviste la experiencia de sentirte perseguido, siendo esto algo que no cambia de la noche a la mañana. En espacios grandes, sentirás la necesidad de asegurarte de vez en cuando las intenciones de las demás personas, siendo más precavido con aquellos que consideres sospechosos. [Duración: 2 años ON-ROL]

    Marca de la experiencia El primer combate no inició de la mejor manera, las manos del contrincante cayeron con brutalidad sobre Alexander, las cuáles no pasaron en vano, Alexander quedó con heridas moderadas desde el momento de esta validación, por lo que deberá asistir a San Mungo para tratar el daño. Así mismo, Alexander quedará con una cicatriz en la altura de su cabeza (Zona exacta puede ser escogida por el usuario). [De no asistir, las heridas subirán, siguiendo el órden del Sistema de Heridas]

    Adrenalina carmesí Así como fluye el flujo mágico, la sangre mantiene el mismo ritmo, sin embargo esta última se presenta en situaciones nada agradables. Notar el líquido caer sirvió en Alexander como el impulso que necesitaba, actuó bajo los instintos y dejó a un lado su actitud amigable y apacible con los demás. El sentimiento de combate mejorará en Alexander a medida transcurra el duelo. [Duración:Permanente (Mutable, puede cambiar o actualizarse a medida transcurran los capítulos)]

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